Palestina
En Palestina, el estado colonial israelí continúa su campaña de genocidio de más de 2 millones de palestinos prisioneros en la Franja de Gaza. Continúan la colonización, los asesinatos y los encarcelamientos en la Cisjordania ocupada. Todas las potencias imperialistas reclaman hoy hipócritamente un alto el fuego. Pero Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia han aprobado la ofensiva militar israelí y continúan entregando armas y municiones a Israel. No son ellos quienes detendrán la masacre. Sólo el proletariado puede organizar, en fábricas, puertos y aeropuertos, un boicot eficaz a las entregas de armas y municiones esenciales para Netanyahu. Esto es lo que piden los sindicatos palestinos. Imperialistas y reformistas de todas las tendencias afirman que la solución reside en la creación de un estado palestino junto al estado de Israel. Pero precisamente fueron los Acuerdos de Oslo los que han llevado a la situación actual con, por un lado, la capitulación de la OLP reducida a servir como policía auxiliar de Israel en retazos de territorio y, por otro, un estado sionista todopoderoso que multiplica las colonizaciones. El sionismo implica opresión, expulsiones y violencia constante contra los palestinos. No habrá paz en Palestina sin el desmantelamiento del estado sionista, sin la lucha por una Palestina democrática, multiétnica, bilingüe, laica y socialista. ¡Por el gobierno obrero y campesino en Palestina! Por una federación socialista de Oriente Medio. Ésta es la perspectiva tanto para el proletariado palestino como para el proletariado judío, que debe romper con el sionismo. ¡Esta es la lucha de los comunistas internacionalistas!Ucrania
En Ucrania, Rusia está librando una guerra de invasión imperialista. Pero todavía no es una guerra interimperialista. Los imperialismos occidentales suministran armas a Ucrania, pero, por el momento, tienen cuidado de no intervenir directamente contra el imperialismo ruso. Sostienen a Ucrania como la cuerda al ahorcado, mientras, con la ayuda del gobierno de Zelensky, se apoderan de las mejores tierras, hacen grandes negocios con privatizaciones, monopolizan su comercio exterior de cereales y organizan conferencias internacionales para repartirse los negocios de la futura “reconstrucción”. Una parte de la burguesía estadounidense, agrupada detrás de Trump y el Partido Republicano, considera ahora incluso que al imperialismo estadounidense le iría mejor concentrando todos sus esfuerzos contra su principal enemigo, China, en lugar de seguir apoyando a Ucrania.A Ucrania le resulta cada vez más difícil resistir la presión del ejército ruso. El gobierno de Zelensky conduce la guerra con los métodos de la burguesía compradora, mezclando ideología chauvinista, especulación, privilegios, restricciones a las libertades democráticas y presiones de todo tipo sobre el proletariado, con la sumisión y venta del país a los intereses económicos y estratégicos del imperialismo estadounidense, alemán, británico, francesé… Esta política desmoraliza a las masas trabajadoras, que son el pilar del frente, y ahoga el entusiasmo de los jóvenes por unirse a la defensa. ¡Libertades democráticas, soldados incluidos, derogación de la legislación antiobrera de Zelensky, reversión de las privatizaciones bajo el control de los trabajadores y campesinos pobres! ¡Formación militar, armamento de trabajadores y dirección de la guerra bajo el control de organizaciones obreras y campesinas! ¡Respeto a las minorías tártara, rusa, bielorrusa, moldava, romaní, judía, húngara y rumana en Ucrania y en todos los estados de la región! ¡Retirada de las tropas rusas de Ucrania! ¡Retirada de las tropas americanas, británicas, francesas, españolas, italianas… de Europa Central! ¡Disolución de la OTAN!
Del lado ruso, Putin ha implementado una economía de guerra con un aumento del 70% del gasto militar en 2024, en detrimento de la población. El gobierno refuerza la represión interna mientras la oposición a la guerra se manifiesta en cada oportunidad, como recientemente en el funeral de Navalny. El proletariado ruso no tiene ningún interés en enfrentarse a su vecino ucraniano. Puede detener la guerra imperialista emprendida por la burguesía rusa en Ucrania. Carece de una organización revolucionaria que recupere las consignas de los bolcheviques de 1917 y que oriente la lucha contra Putin. ¡Retirada de las tropas rusas, devolución de los territorios conquistados a Ucrania, disolución de la OTSC! ¡Soldados del frente, volved las armas contra vuestros generales, imponed el fin inmediato de las hostilidades! ¡Esta es la lucha de los comunistas internacionalistas!
Los países imperialistas se preparan y preparan a sus poblaciones para la guerra
En todo el mundo, el crecimiento económico está ralentizándose. Pero el gasto militar aumenta. En 2022, alcanzó los 2,24 billones de dólares. La rivalidad entre el imperialismo estadounidense y el chino sigue creciendo. En Estados Unidos, en 2023, el gasto militar llegó a los 860 mil millones de dólares, mientras que China vuelve a aumentar su presupuesto militar para 2024, lo mismo que en 2023, en más de un 7% hasta un monto de 231 mil millones de dólares. Los imperialismos europeos no se quedan atrás, con 480 mil millones en 2022, y continua aumentando. Las rivalidades interimperialistas se agudizan y cada burguesía fortalece su potencial militar, exalta el nacionalismo, refuerza el proteccionismo y se prepara para posibles enfrentamientos.En los últimos meses, no pasa ni un día sin que uno u otro representante de gobierno explique a “sus ciudadanos” que “su país” debe prepararse para la guerra. Todo el mundo teme la guerra y sus consecuencias. Sin embargo, todas las acciones gubernamentales (gasto militar, cambios legales para reintroducir el servicio militar obligatorio, fortalecimiento de las alianzas militares) se dirigen a preparar una confrontación a nivel militar.
Según la ONU, el 9,2% de la población mundial sufre hambre crónica y más del 60% de los africanos se verán afectados por la inseguridad alimentaria en 2022. El capitalismo es incapaz de organizar la producción agrícola mundial para satisfacer las necesidades de la población. Al contrario, en todas partes dominan la búsqueda permanente del beneficio privado, la competencia, la producción anárquica, la especulación y el completo desprecio por las condiciones ambientales. La clase obrera, al tomar el poder, dará a la agricultura y a la industria la única misión de satisfacer las necesidades humanas. Expropiando tanto a los grupos industriales como a los agroalimentarios, a las grandes explotaciones como las grandes distribuidoras y bancos, el gobierno obrero tomará el control de la economía, liberada de la carrera por el beneficio privado. Serán los propios productores quienes mejor definirán tanto las necesidades a satisfacer como los medios a utilizar. ¡Esta es la lucha de los comunistas internacionalistas!
La reacción avanza en todo el mundo
En los países más desarrollados, la burguesía ataca cada vez más resueltamente las conquistas sociales anteriores. Se deterioran las condiciones de vida del proletariado, de las otras grandes capas de la sociedad, los campesinos pobres, los trabajadores autónomos, los estudiantes, etc.. Se están socavando las libertades democráticas, el derecho de huelga, los derechos de las mujeres, los derechos de las minorías sexuales y los derechos de los inmigrantes. Los partidos tradicionales de la burguesía, defensores oficiales de la “democracia”, son cada vez más xenófobos y autoritarios. Ellos mismos abren el camino a los partidos fascistas al apoyar en vano su escalada nacionalista y xenófoba. Los partidos “reformistas”, ya sea en el gobierno o en la oposición, siguen comprometidos con la defensa de su propia burguesía. En Estados Unidos, el DSA y el CPUSA se alinean detrás del Partido Demócrata, un partido imperialista. Bajo un nombre viejo o nuevo, el reformismo continúa traicionando y conduce a una derrota tras otra, desmoralizando al proletariado. En estas condiciones, en muchísimos países, los partidos populistas, demagogos y fascistoides se presentan como alternativa y afirman que se ha de responder a las crisis económicas y políticas designando a extranjeros, minorías sexuales o religiosas como chivos expiatorios, cerrando fronteras y levantando barreras aún más proteccionistas. A su sombra, los grupos fascistas comienzan a desfilar abiertamente, atacando a activistas o reuniones de trabajadores. Pedirle al estado burgués que, por favor, prohíba a estos grupos fascistas es sembrar ilusiones, haciendo creer a la clase trabajadora que la democracia burguesa puede detener el ascenso del fascismo. Pero será al contrario, cuando haya agotado todas las soluciones, la democracia burguesa se pondrá al servicio del fascismo, como lo ha demostrado la historia, en Italia, Alemania y Francia. Hoy en día es una necesidad vital constituir grupos obreros de autodefensa y servicios de orden potentes para cerrar el paso a los grupos fascistas. Hay que construir partidos obreros revolucionarios. ¡Esta es la lucha de los comunistas internacionalistas!Acabar en todas partes con la sumisión a la clase dominante
La inflación rampante está devorando las monedas de numerosos países más débiles: Turquía, Argentina, Venezuela, Zimbabwe, Sudán, Irán, Pakistán, etc. Los gobiernos de estos países están trasladando todo el peso de la crisis a las masas. La burguesía, incluso en los países dominados, ya no puede desempeñar un papel progresista. A menudo sólo ve su salvación en la más negra reacción. En Irán, el régimen de los ayatolás, implantado por la burguesía para sofocar la revolución iraní, continúa oprimiendo a las mujeres, los militantes obreros, las minorías nacionales y las minorías sexuales. En Turquía, donde más de un tercio de la población vive ahora por debajo del umbral de pobreza, el régimen de Erdogan continúa la persecución de los kurdos. En Argentina, donde más de la mitad de la población vive por debajo del umbral de pobreza, el gobierno de Milei está atacando directamente a la clase trabajadora y lo que queda de servicios públicos.Los trabajadores no tienen nada que esperar de las fracciones de la burguesía que se proclaman reformistas, liberales o democráticas cuando se oponen a los gobiernos vigentes, ni tampoco de los llamados ayatolás reformistas en Irán ni de las diversas variedades de peronistas en Argentina o kemalistas en Turquía. Porque ninguna de ellas quiere romper con el capitalismo. Las alianzas electorales o gubernamentales entre los partidos obreros y estas fracciones de la burguesía sólo conducen a mantener la dominación de la burguesía. Las combinaciones parlamentarias como las llamadas asambleas constituyentes sólo sirven como una pantalla detrás de la cual la reacción se prepara silenciosamente para tomar el control, como ha ocurrido en Túnez y Chile. Sólo la lucha independiente de la clase obrera por la toma del poder es una perspectiva liberadora. Sólo un gobierno obrero que expropie el capital podrá satisfacer las inmensas necesidades de las masas, garantizar todas las libertades democráticas, incluida la libertad de las minorías nacionales de constituir su propio estado si así lo desean, como los kurdos actualmente reprimidos y desmembrados entre Turquía, Irán, Siria e Irak. ¡Esta es la lucha de los comunistas internacionalistas!