Mujeres trabajadoras del mundo, nuestro enemigo es el capitalismo, nuestro grito de guerra es “¡revolución socialista mundial!”

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En pleno desarrollo de la crisis ecológica mundial, el año 2024 lleva la marca de la escalada militar entre las potencias capitalistas dominantes, de la guerra imperialista de Rusia contra Ucrania, del genocidio consentido del estado colonial de Israel contra el pueblo palestino y de un desarrollo creciente y generalizado de las tendencias políticas burguesas más reaccionarias. Estas tendencias reaccionarias siempre incluyen entre sus enemigos declarados (junto a los trabajadores migrantes y las minorías étnicas o sexuales) los derechos adquiridos o reivindicados por las mujeres en cada país. De Trump a Milei, pasando por todas las organizaciones filo-fascistas europeas, crecen los movimientos políticos que se apoyan en el integrismo cristiano, musulmán, hindú o judío, y que atacan directamente las reivindicaciones de igualdad, control reproductivo, libertad sexual e independencia de las mujeres, además de pretender acabar con las conquistas políticas, sociales y económicas del conjunto de la clase obrera.

Las contradicciones interimperialistas han entrado en una fase de gran inestabilidad a causa de la decadencia del viejo imperialismo hegemónico norteamericano, de la debilidad del crecimiento económico del capitalismo mundial y de una crisis ecológica imposible de afrontar desde la perspectiva de la lógica del beneficio y del egoísmo nacional inseparables del capitalismo. Por eso, todos los estados multiplican su gasto militar. Ello lo hacen anunciando la reducción aún mayor de las partidas presupuestarias del llamado “gasto social”: educación y sanidad públicas, pensiones, subsidios de desempleo, o ayudas sociales de todo tipo. El incremento de la lucha obrera en respuesta es previsible e inevitable. Por eso, todas las burguesías alimentan sus opciones políticas más duras, manteniéndolas en la reserva o llevándolas al gobierno, en función de sus necesidades y de la coyuntura de la lucha de clases.

En este marco, la lucha por alcanzar o conservar los derechos democráticos y las adquisiciones sociales y laborales de las mujeres trabajadoras es imposible de separar de la lucha de la clase obrera por alcanzar o conservar los derechos democráticos y las adquisiciones sociales y laborales de toda la clase. Es una trampa toda la ideología de los movimientos identitarios del feminismo burgués y pequeño-burgués, centrada en la conciliación de todas las mujeres por encima de las clases y preocupada fundamentalmente por mejorar la vida de las mujeres de las capas sociales mejor situadas.

En lugar de difuminar la línea divisoria entre el movimiento de mujeres burgués y el movimiento de mujeres proletarias mediante un enfoque táctico “inteligente”, es decir, diluyendo nuestro punto de vista, tenemos que trazar esta línea divisoria cada vez más claramente enfatizando enérgicamente los antagonismos de clase y nuestros principios. Tanto en un campo como en el otro, debe haber total claridad de que el lema aquí [en el campo del movimiento de mujeres burgués] es: “La reforma de la sociedad”, mientras que allí [en el campo del movimiento de mujeres proletarias], por otro lado, el grito de guerra es: “La revolución de la sociedad». (Clara Zetkin. Separación tajante. 14 de abril de 1894. Publicado en Die Gleichheit, 18. April 1894, Jg. 4, H. 8, S. 63.)

Hoy, como ayer, las mujeres trabajadoras somos parte esencial de todos los movimientos de la clase obrera. Nuestras reivindicaciones se han incorporado con nosotras a la lucha de la clase obrera por su emancipación, al programa de la revolución socialista, el programa de las mujeres y los hombres proletarios para la desaparición de toda explotación y de toda opresión:

  • Contra todo tipo de discriminación, violencia y opresión ejercida contra las mujeres.
  • Por el reparto del trabajo entre todas y todos, con reducción de la jornada y sin reducción salarial, hasta acabar con el paro.
  • Contra el trabajo precario y por la igualdad salarial real entre hombres y mujeres.
  • Salarios, pensiones y subsidios que permitan una vida digna para todas las trabajadoras y los trabajadores.
  • Servicios públicos suficientes, gratuitos y de calidad para el cuidado de niños, enfermos y dependientes.
  • Por una vivienda digna para todas las trabajadoras y trabajadores.
  • Por una escuela pública universal, laica, gratuita y coeducadora. Por la eliminación inmediata de la religión en la escuela y contra la financiación pública de la escuela privada.
  • Por una educación sexual científica centrada en el amor y el respeto de la libertad sexual propia y de los demás.
  • Contra todo tipo de financiación directa o indirecta a ninguna confesión religiosa.
  • Por los anticonceptivos y el aborto libres y gratuitos a cargo de la sanidad pública. Por la defensa de la sanidad pública, universal, gratuita y laica.
  • Contra la cosificación y mercantilización de la mujer. Por la prohibición y persecución del proxenetismo. Por la prohibición de los “vientres de alquiler”.
  • Por el derecho a migrar libremente y con seguridad para todas las trabajadoras, trabajadores y jóvenes en formación.
  • Contra la justicia machista. Por una auténtica justicia democrática no sexista donde los jueces y juezas sean elegibles y revocables por los consejos de trabajadores y trabajadoras.
  • Contra el colonialismo y todas las guerras imperialistas. Contra la escalada armamentística mundial. Disolución de la OTAN y la OTSC.


8 de marzo 2024


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