Bolsonaro prepara una nueva dictadura antiobrera.
El gesto favorito del candidato Bolsonaro ha sido simular una ejecución con revólver. El vicepresidente Hamilton Mourão es un antiguo general. El nuevo presidente ha anunciado claramente su programa: «preparar una purga como jamás ha conocido Brasil, acelerar la gran limpieza del país de rojos marginales», acabar con el movimiento de campesinos sin tierra calificado de «terrorista». Quiere nombrar al juez Moro, el que destituyó a Rousseff y encarceló a Lula, ministro de «Justicia». Con la excusa de combatir la inseguridad, Bolsonaro quiere crear su milicia y lanzar la policía y el ejército contra el movimiento obrero. Quiere autorizar el libre acceso a las armas para sus partidarios, da carta blanca a los policías y militares para disparar a los criminales y presuntos delincuentes. Ya se han dado numerosos ataques contra activistas del movimiento obrero, homosexuales, feministas, personas negras, estudiantes … durante la campaña electoral.
Si Bolsonaro quiere deshacerse de los «rojos», es para tener las manos libres para actuar a favor de su clase, la burguesía. Con el apoyo del estado Mayor, apoyado y financiado por los grandes grupos empresariales y los terratenientes, alentado por el Estado imperialista del continente, Bolsonaro quiere privatizar las empresas públicas, limitar las pensiones y las becas, reducir los impuestos a las empresas. aumentar los impuestos directos, flexibilizar el trabajo, reducir el gasto en educación, permitir el saqueo sin obstáculos de la Amazonía negando todos los derechos a los pueblos indígenas, etc. Su victoria esperada tras la primera vuelta también fue recibida por un espectacular aumento en la Bolsa.
La sumisión de Lula y el PT a la burguesía ha allanado el camino a la reacción
¿Cómo se ha llegado hasta aquí? ¿Cómo se ha pasado de la primera elección de Lula como presidente en octubre de 2002 a la amenaza de aplastamiento del movimiento obrero a fines de 2018?
Esta es la consecuencia de la traición de Lula y el PT, de la aceptación del Estado burgués (incluido el poder judicial, la policía, el ejército …), de la defensa del capitalismo brasileño, de la negativa enfrentarse a los explotadores (capitalistas agrarios, industriales, financieros…), de las alianzas gubernamentales con partidos burgueses (PSDB, PMDB …). Lula y el PT nunca se atrevieron a armar al pueblo o comenzar a expropiar a los capitalistas.
Por lo tanto, la minoría capitalista ha conservado todo el poder económico (la propiedad de los medios de producción, la capacidad de explotar y despedir) y ha conservado la mayor parte del poder político (con los cuerpos represivos en su servicio).
La política de los gobiernos de tipo «frente popular» ha hecho fundir como la nieve al sol las primeras medidas tomadas en favor de los más pobres, a medida que la crisis capitalista ha golpeado a Brasil. En 2010, el crecimiento económico, impulsado por las exportaciones de materias primas, todavía fue del 7,5%. Ello permitió, siempre preservando el capitalismo, una redistribución limitada de las rentas. Pero después de la elección de Rousseff en 2010, el crecimiento fue solo del 0.2% en 2014, antes de entrar en una recesión.
La clase dominante destituye en agosto de 2016 a la presidenta electa.
Con la crisis económica, la burguesía brasileña exigió que las masas fueran las que pagasen en su lugar, el tiempo que toleraba cada vez menos que el PT estuviera en el gobierno. El dinero público no faltó en 2013 para financiar los jugosos trabajos de organizar la Copa Mundial de Fútbol con 11 mil millones de euros pagados a las grandes empresas constructoras, las mismas que hoy apoyan a Bolsonaro. En contraste, el gobierno de colaboración de clases de Rousseff en 2015 hizo recortes en el programa Bolsa Familia y en Educación Pública, liberalizó la deforestación …
Al contrario de lo que los líderes de los partidos «reformistas» del mundo pretenden hacernos creer cuando llegan al poder, la burguesía, lejos de restringir sus exigencias en agradecimiento a las concesiones que se le hacen, se nutre de ellas para preparar su contraofensiva.
¿Ha logrado el PT conciliarse con al Estado Mayor aumentando el presupuesto del ejército en un 42%? ¿Ha tenido éxito en ganarse a las iglesias evangélicas cuando, entre las dos vueltas de las elecciones de octubre de 2010, se comprometió a no legalizar el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo? ¿Ha logrado el PT convertir al PMDB, el PP, el PRB, en aliados leales al incluirlos en el gobierno y al nombrar a Temer, del PMDB, vicepresidente junto a Dilma Rousseff? ¡Esto partidos son los que fomentaron en 2016 el golpe de estado en frío que condujo a la destitución de Rousseff, a su reemplazo por Temer, al procedimiento para prohibir que Lula se representara y finalmente meterlo en la cárcel! Sin embargo, en 2018, el PT y el PCdoB han formado una coalición electoral con un partido del mismo tipo, el PROS.
De hecho, es la burguesía, sus grandes empresas, sus líderes, quienes en los últimos años han estado sobrefacturando, sobornando para conseguir operaciones gigantescas, especialmente obras públicas. La misma burguesía, su Estado, su justicia, que ha montado la operación Lava Jato, que se supone arroja luz sobre la corrupción en la que los cargos electos de todos los colores campan alegremente, pero que concentra sus golpes únicamente en el PT y sus líderes.
Bajo el lema nacionalista y clerical que ha tomado del ejército, “Brasil por encima de todo, Dios por encima de todo”, el antiguo militar mediocre y parlamentario marginal Bolsonaro puede presentarse como campeón de la lucha contra la corrupción, especialmente porque la mayoría de los medios de comunicación privados, que pertenecen a unas pocas familias, lo tienen continuamente en el candelero y le siguen los pasos. El frente popular, como en Francia en 1936-1937, en España en 1936-1939, en Chile en 1971-1973 … ha allanado el camino a la reacción, ha alejado a una parte de las masas del PT y ha permitido el éxito electoral de Bolsonaro.
Movilizar a todos los explotados y oprimidos contra la reacción
En 2016, la clase obrera y los jóvenes de Brasil sufrieron una derrota, confirmada en las elecciones generales de 2018, pero no han sido aplastados. Su voluntad y capacidad de mobilización están todavía fuertes, como lo demostraron en 2016 y ahora en 2018, encabezadas por las mujeres bajo el lema «#EleNão» [Él no]. Pueden evitar lo peor, el fin de las libertades democráticas, la represión masiva, la prohibición de sus organizaciones.
A condición organizarse alrededor de un eje claro: ¡independencia de la clase obrera, unidad de todos los explotados y oprimidos alrededor de la clase obrera! Pero el PT no aprende nada y quiere continuar paralizando a los trabajadores haciéndoles confiar en este o aquel sector de los explotadores.
La dirección de la principal confederación sindical, la CUT, llamó el 28 de octubre a la “unidad de las fuerzas democrático-populares”. Los principales responsables de la derrota de 2016, los líderes del PT, reunidos el 31 de octubre, presas del pánico, mantuvieron la política de sumisión a la burguesía y anunciaron su voluntad de expandir la alianza realizada con PROS a “todos los demócratas”, para constituir un “frente de resistencia democrática”. Haddad, el candidato presidencial del PT, ha declarado que quiere “representar a una oposición que coloque los intereses de la nación por encima de todo”, retomando curiosamente ¡la misma consigna de Bolsonaro! Los “intereses de la nación” significan exactamente la continuación de la política de alianza con la burguesía, que siempre encadena al proletariado a su propia explotación, a su propia opresión.El PT, el PCdoB, el PSOL … predican el pacifismo, lo que equivale a dejar las manos libres a Bolsonaro, al Estado Mayor, a los policías, a los esbirros de los latifundios.
Hay una ofensiva de todas las burguesías del mundo contra todas las conquistas del movimiento obrero al nivel que puedan existir en cada país: la sanidad y educación públicas, la Seguridad Social y las pensiones, las garantías jurídicas contra los despidos y abusos de los patronos, los límites a las jornadas laborales, los convenios colectivos, etc. En todos los países, los gobiernos están aprobando leyes que recortan gravemente los derechos y libertades democráticas – en la medida que existen en cada uno de ellos – que son también adquisiciones clave del movimiento obrero en su lucha contra el capital. El estado turco ha reiniciado la guerra contra los kurdos. El estado americano ha decretado un bloqueo contra Irán. La tendencia general se dirige hacia el militarismo, los Estados fuertes y el consiguiente refuerzo de los cuerpos represivos.
Pero aquí estamos ante un salto cualitativo. El derrocamiento de Rousseff y la victoria electoral del ejército disfrazado con ropas civiles se producen tras la elección de al-Sissi, Trump y Duterte, del gobierno de Salvini-Di Maio y el gobierno Modi, de los regímenes. islamistas de Pakistán, Irán y Turquía, del referéndum para el Brexit … En todo el mundo, algunas fracciones de la burguesía están derivando radicalmente hacia la religión, la xenofobia, el proteccionismo, la destrucción acelerada del medio ambiente, el odio a los migrantes, el antisocialismo, para mantener a toda costa la propiedad privada y el imperio del beneficio capitalista.
- Contra la creciente barbarie, el proletariado debe reabrir el camino de la lucha contra el capitalismo, por el poder de los trabajadores, por el socialismo.
- La lucha indispensable de la clase obrera, los campesinos trabajadores, los jóvenes estudiantes, los habitantes de las favelas, los amerindios, los reclutas … implica primero que nada la independencia de clase.¡Por la unidad de las organizaciones de trabajadores CUT, CTB, CSP-Conlutas, PT, PSOL, PCdoB, PSTU, PCB, PCO … para realizar inmediatamente un frente único obrero!
- ¡Por la creación y centralización de comités de autodefensa en las empresas, barrios, favelas, en el campo, en las escuelas, en las universidades, los regimientos …! ¡Hay que preparar la huelga general!¡Por todas las libertades democráticas! ¡Liberación de Lula!
- ¡Ningún proposición sindical a Bolsonaro! ¡Por la defensa de la Seguridad social y todas las conquistas sociales! ¡Por todas las reivindicaciones obreras! ¡Abajo Bolsonaro y el gobierno militar! ¡Por un gobierno obrero y campesino nacido de las movilizaciones!
- ¡Por la construcción de un partido obrero revolucionario del tipo del Partido Bolchevique en todos los países!
COREP (Alemania, Austria, Canadá, Francia, Turquía)
FT-VP (Brasil)
IKC (Estado Español)