¡No a la invasión, ocupación, anexión y expulsión en Artsaj (Nagorno-Karabaj)!

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El 19 de septiembre, el ejército azerbaiyano inició una operación de ocupación con el pretexto de restablecer el orden constitucional y combatir el terrorismo. Nagorno-Karabaj, en disputa entre Armenia y Azerbaiyán desde hace unos 35 años, se ha convertido una vez más en el terreno de una guerra de alta intensidad, tras los conflictos de 1988-1994 y 2020. El carnicero autocrático Aliyev había anunciado claramente su intención más de una vez.

En Nagorno-Karabaj sólo viven 120.000 armenios. O ellos aceptan nuestra presencia y nuestra soberanía, o los destruiremos. Asentaremos a nuestros compatriotas en estas tierras.

Durante su declaración con motivo de su 61 cumpleaños, Aliyev anunció claramente que después de Nagorno-Karabaj, sería el momento de invadir Armenia.

El 20 de septiembre, con la ocupación de Nagorno-Karabaj, se aceleraron las masacres, la invasión y las operaciones de limpieza étnica. Hoy en día, casi toda la población armenia de 120.000 personas ha sido exiliada a Armenia. El ejército del carnicero Aliyev está quemando y destruyendo edificios culturales y religiosos armenios (iglesias, escuelas, etc.).

Nagorno-Karabaj es una zona armenia desde hace mucho tiempo. Perteneció al primer reino armenio conocido de la historia. Desde hace 2.500 años, la abrumadora mayoría de la población siempre ha sido armenia.

El proceso en curso no es otra cosa que el desarraigo y expulsión de un pueblo de las tierras donde ha vivido durante 2.500 años. Se trata de la destrucción del patrimonio histórico y cultural. Se trata de borrar todo rastro armenio en esta región como si nunca hubiera existido.

El proceso en curso es ocupación, invasión, éxodo masivo y genocidio. Como en 1915, ante los ojos del mundo entero y acompañada de un silencio de muerte, la nación armenia se enfrenta a un éxodo y a una limpieza étnica. Lo que está sucediendo en Nagorno-Karabaj es el resultado inevitable de políticas bélicas aplicadas por los Estados regionales, por un lado, y de la rivalidad imperialista global, por el otro.

En la era imperialista, paz es el nombre de la pausa que sirve para preparar nuevas guerras. Guerras, ocupaciones, invasiones, éxodos, pogromos y genocidios son el alimento fundamental del sistema capitalista imperialista. Es posible ver en el contexto particular del Cáucaso Meridional que este putrefacto sistema basado en Estados-nación es el principal obstáculo a la posibilidad de una vida pacífica para la humanidad.

El reverso de la era del imperialismo es que también es la era de la revolución proletaria. Y aquí es donde confluye el punto principal de la solución definitiva a la cuestión de Nagorno-Karabaj.

Las fronteras artificiales trazadas alrededor de una mesa por políticos, el derecho internacional y los reclamos históricos sobre territorios no tienen legitimidad a los ojos de los comunistas internacionalistas que somos. El hecho de que, según el derecho internacional, Nagorno-Karabaj sea considerado territorio azerí no cambia la realidad de que Azerbaiyán es el invasor. En la época de la URSS, Nagorno-Karabaj era una región autónoma adscrita a Azerbaiyán, en 1988 el pueblo de Nagorno-Karabaj decidió unirse a Armenia tras un referéndum, la URSS intervino militarmente ante este acontecimiento y primero anexó Nagorno-Karabaj a su soberanía y luego se la entregó a Azerbaiyán.

En 1991, el pueblo de Nagorno-Karabaj declaró su independencia tras un referéndum organizado por ellos mismos y luego formaron su propio gobierno. Azerbaiyán, que no lo reconoció, inició una intervención armada . Entre 1991 y 1994, la región de Nagorno-Karabaj se transformó en una zona de guerra. Desde 1991, Artsaj ha sido un estado con su propio gobierno.. Sin embargo, ningún país ha reconocido este estado. Los países imperialistas y los estados regionales, al no respetar el derecho a la autodeterminación de Nagorno-Karabaj, prepararon el terreno para la expansión de la guerra, para la putrefacción del problema.

Hoy en día, tanto los gobiernos de Azerbaiyán y Turquía como la prensa mundial, todos afirman que Nagorno-Karabaj izó la bandera blanca tras una operación de 24 horas del ejército azerbaiyano y que, por así decirlo, no hubo resistencia. Esta versión oculta el bloqueo de 9 meses que ha sufrido Nagorno-Karabaj y la forma en que se han transformado los equilibrios internacionales, omite cómo los nuevos equilibrios globales resultantes de la invasión rusa de Ucrania jugaron un papel a favor de Azerbaiyán. A Azerbaiyán, Turquía, Rusia y el imperialismo occidental les interesa ocultar esta realidad; permite camuflar la política anexionista de Azerbaiyán, el apoyo a la invasión por parte de Rusia y Turquía y la hipocresía del imperialismo occidental.

Tras la guerra de Nagorno-Karabaj en 2020, el control del corredor de Lachin que conecta la región con Armenia quedó en manos de Rusia. Este país cumplía el papel de “ fuerza de paz ” encargada de garantizar los cruces. Desde diciembre pasado, Rusia ha ido transfiriendo progresivamente el control de este corredor a Azerbaiyán, que impuso limitaciones e impidió el paso entre Nagorno-Karabaj y Armenia, condenando así al pueblo de Nagorno-Karabaj a vivir en una prisión aislada del mundo exterior.

Los 120.000 armenios de Nagorno-Karabaj no han tenido acceso a los alimentos básicos. El pan estaba racionado. Por falta de combustible, los vehículos ya no funcionaban y la gente se veía obligada a caminar kilómetros para hacer la cola para conseguir pan. En la región, la escasez de alimentos, medicinas, productos de higiene y combustible ha alcanzado niveles graves. Los funcionarios de Nagorno-Karabaj dijeron que en los últimos nueve meses, una de cada tres muertes se debió a una nutrición insuficiente. El corredor de Lachin fue bloqueado por Azerbaiyán, que afirmaba que se utilizaba para suministrar armas a grupos ilegales y para actividades mineras ilegales.

Cuando el pueblo de Nagorno-Karabaj ya había sido arrastrado a un torbellino de hambruna, miseria y muerte por el régimen de Aliyev, ni Rusia ni los estados imperialistas occidentales alzaron la voz. Aparte de algunos débiles llamamientos y mensajes de condena, no se tomaó ninguna medida concreta. Esta situación animó al régimen de Aliyev a reforzar su bloqueo sobre el corredor.

Putin ofreció Nagorno-Karabaj a Azerbaiyán, porque concentra toda su atención en Ucrania. Intenta romper el embargo que le han impuesto, con la ayuda de Azerbaiyán y Turquía. Por esa razón, no ha querido cuestionar sus relaciones con estos dos Estados .

En cuanto a las potencias imperialistas de América del Norte y Europa Occidental, que siempre dicen que defienden los derechos humanos, la democracia y el respeto a la soberanía nacional, su hipocresía ha quedado claramente expuesta una vez más. Debido al embargo contra Rusia por la guerra en Ucrania, en Europa han surgido problemas con el suministro de gas natural y petróleo. La escasez la compensa Azerbaiyán. Cuando hay intereses en juego, los discursos sobre derechos humanos, democracia y paz se guerdan en el cajón. Si la Europa capitalista necesita gas natural y petróleo azeríes, no importa si el pueblo de Nagorno-Karabaj es víctima de un éxodo forzado o de un genocidio. Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, etc. sólo mencionan los derechos humanos, la democracia, la paz, el respeto a la soberanía nacional, si se trata de debilitar al imperialismo ruso o a otro rival.

El comportamiento de Rusia y la UE lo demuestra una vez más: ningún Estado imperialista será jamás un amigo confiable ni para los pueblos oprimidos ni para la clase obrera.

Desde que el gobierno de Pashinián llegó al poder en Armenia, no ha querido depender únicamente de Rusia. Ha intentado establecer relaciones con el oeste y desarrollar una política de equilibrio entre Estados Unidos y Rusia. Pero esta estrategia ha fracasado.

Durante 30 años, el gobierno de Azerbaiyán ha invertido sumas récord en armamento y obtiene su legitimidad política de la hostilidad hacia los armenios y del proyecto de reconquista de Nagorno-Karabaj. Las armas compradas durante las últimos décadas han procedido en gran medida de Rusia.

Aunque Armenia es miembro de la Organización de Seguridad Colectiva, cuyo centro es Rusia, y que se posiciona como una alternativa a la OTAN, este año su gobierno no ha autorizado maniobras militares en su territorio bajo la dirección de Rusia. Pashinián dijo en una declaración al periódico italiano La Repubblica que “Rusia se había retirado del Cáucaso Sur”. Irán es la alternativa más cercana, pero la más mínima alianza con este país significaría la ruptura de relaciones con la Unión Europea y el imperialismo occidental.

Hoy, la soberanía nacional de Armenia está amenazada. No le importa ni a Rusia ni a Estados Unidos.

Rusia, por su parte, sólo busca despejar espacio y transformar a Armenia en una colonia bajo su control con el pretexto de protegerse contra las amenazas de Azerbaiyán y Turquía . El diputado de la Duma, Yevgens Fedorov, ha llegado a afirmar que “Armenia ya no será un estado independiente. Recuperaremos el control de Armenia y ésta pasará a formar parte de Rusia. »

Turquía y Azerbaiyán, por su parte, y como lo han hecho desde 1915, buscan crear una Armenia sin armenios con una política turanista [pan-turca que apunta a la captación de todos los pueblos de habla turca por el Estado burgués turco ]. Y eso significa expulsión, limpieza étnica y genocidio contra los otros pueblos.

Ni Pashinián que mira hacia el imperialismo occidental, ni sus oponentes, que apuestan por el imperialismo ruso, pueden liberar a Armenia de la trampa de la dominación extranjera . La única manera de liberarse de este bloqueo es rompiendo con el imperialismo y el capitalismo, mediante la construcción de la Federación Socialista del Cáucáso. Sólo las revoluciones socialistas constituirán una solución duradera y realista para la zona del Cáucaso que, al igual que el vecino Oriente Medio, se ha transformado en una zona significativa de rivalidades imperialistas. Y que avanza a gran velocidad hacia enfrentamientos étnicos por intereses imperialistas. La clave de esta solución está en manos de la clase obrera del Cáucaso. Y la única herramienta para ello es el partido comunista revolucionario internacional. Hasta que se resuelva la cuestión de la dirección comunista internacionalista, todas las destrucciones originadas por el sistema imperialista capitalista continuarán.

En 2018, surgió una lucha de las masas trabajadoras en las calles contra el podrido orden establecido de los oligarcas,. En ausencia de una dirección revolucionaria, Pashinián llenó este vacío y utilizó este ascenso de las masas como una corta escalera hacia el poder. Él describe su llegada al gobierno como una “revolución” .Armenia ha entrado en una crisis política de la que no hay salida. Su soberanía nacional se ve amenazada y, además, sus puertas abiertas al mundo se cierran. Está entrando en un proceso de aislamiento y soledad en el ámbito internacional. Pashinián está transformando el país en un peón útil del imperialismo occidental en el Cáucaso y, al hacerlo, se está deslizando hacia el autoritarismo.En cuanto a sus opositores, no tienen más perspectivas concretas que restablecer las relaciones con Rusia y transformarse en un peón leal de Putin. Estas dos camarillas burguesas no ofrecen ningún futuro a los trabajadores de Armenia: sólo pobreza, explotación, miseria, desempleo, represión estatal y colocación de la soberanía nacional en una mesa de casino.

Tras la invasión de Nagorno-Karabaj, aumentarán la explotación capitalista, el desempleo, la pobreza, la crisis política y la represión estatal. Debido a las migraciones masivas desde Nagorno-Karabaj, los problemas de vivienda, desempleo y acceso a las necesidades básicas de vida se sentirán profundamente. La oposición a Pashinián y la ira crecerán a gran velocidad en el país.

Por eso es necesaria la lucha revolucionaria de la clase obrera de Armenia. Porque el único elemento que tiene la fuerza para salir de este dilema es esa clase. Y la única manera de hacerlo es construir un partido obrero revolucionario sobre la base del programa comunista internacionalista, que se arraigue en el seno de la clase obrera e instaure el poder de los trabajadores en Armenia. También, por ello, la construcción de partidos obreros revolucionarios en todo el Cáucaso es la herramienta esencial para poner fin a toda la destrucción del imperialismo y para el agrupamiento de pueblos libres e iguales en una Federación Socialista del Cáucaso.

¡No a la guerra entre pueblos! ¡Azerbaiyán invasor, fuera de Nagorno-Karabaj!

¡Reconocimiento del derecho del pueblo de Nagorno-Karabaj a determinar su futuro! ¡Toda la gente explusada de Nagorno-Karabaj debe tener la oportunidad de regresar a su país!

Abajo las dictaduras de Aliyev, Putin y Erdogan !

¡Viva la Federación Socialista del Cáucaso!

10 de septiembre de 2023

Colectivo Revolución Permanente (Argentina, Austria, Estado Español, Francia, Turquía)