Irán ¡Ni ayatolá ni sah! ¡Por un gobierno obrero y campesino!

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El levantamiento contra el régimen islamista

El 13 de septiembre, Masha Jina Amini, estudiante de 22 años que visitaba Teherán con su familia, murió en el hospital de Kassra, horas después de ser detenida por la policía de la moral por dejar que le asomara un mechón de pelo del hiyab (velo).

El asesinato de Jina desencadenó un levantamiento popular que amenaza al régimen surgido de la contrarrevolución islamofascista de 1979. Las protestas comenzaron en Rojhilat (parte del Kurdistán dentro del estado iraní), donde vivía, y se extendieron rápidamente a 140 ciudades de todo el país. En total, varios millones de personas se manifestaron contra la obligación de que las mujeres se cubrieran las extremidades y la cabeza. Los manifestantes gritaban «Mujer, vida, libertad», lema del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) turco, y «Muerte al dictador», dirigido contra el Guía Supremo, el ayatolá (título del máximo clérigo musulmán chií) Ali Jamenei, de 85 años.

Las jóvenes trabajadoras y estudiantes iniciaron la revuelta. A pesar de los riesgos, muchas se quitaron el velo y se cortaron el pelo. Fue una revancha histórica, tras la primera protesta contra la contrarrevolución islamista en marzo de 1979, la de las mujeres trabajadoras y estudiantes. Es un golpe a toda la reacción mundial, ya sea cristiana, musulmana o hindú, que discrimina legalmente a las mujeres, les impone un código de indumentaria, les impide abortar, las somete a la dominación masculina y a la violencia machista…

Las protestas han sido especialmente masivas en Kurdistán (oeste de Irán) y Baluchistán (sureste). El 18 de noviembre fue incendiado el museo dedicado al ayatolá Jomeini, fundador del régimen. Todos los días, a los mulás (sacerdotes chiíes) les arrancaban los turbantes en plena calle. Los trabajadores y los pequeños comerciantes se sumaban paulatinamente a la protesta. Todas las universidades se vieron afectadas.

Como suele ocurrir en los casos de revuelta popular, el poder gobernante y los medios de comunicación culparon a los extranjeros. El Guía Supremo, el presidente Ebrahim Raissi, las cadenas de televisión y los periódicos (todos islamistas) denunciaron un complot de Israel y las potencias imperialistas occidentales.

Estos disturbios e inseguridad son obra de los Estados Unidos, del régimen usurpador sionista, de sus mercenarios y de algunos iraníes traidores que les ayudaron en el extranjero… En estos sucesos, las organizaciones policiales, el Basij y el pueblo han sufrido la injusticia más que nadie. (Ali Jamenei, 4 de octubre de 2022) Los Pasdaran (Guardias Revolucionarios), los Bassidjis (voluntarios), ciertos cuerpos del ejército (entre ellos la brigada aerotransportada 65e) y milicianos islamistas procedentes de Líbano (Hezbolá) o Irak (Hashd Al-Sha’bi), que se autodenominan «látigo de Dios», han golpeado, detenido, disparado perdigones de plomo, pero también balas. 18.000 manifestantes, periodistas, blogueros y cantantes fueron detenidos, algunos torturados y obligados a hacer confesiones públicas.

Las fuerzas de seguridad iraníes atacan a las mujeres durante las manifestaciones contra el régimen. Les disparan en la cara, el pecho y la entrepierna… Aunque el cierre de Internet ha ocultado gran parte de la sangrienta represión, las fotos proporcionadas por los médicos muestran terribles heridas en todo el cuerpo, causadas por los disparos de plomo efectuados por las fuerzas de seguridad a quemarropa contra la gente… Los disparos en los ojos son especialmente comunes. (The Guardian, 8 de diciembre de 2022) En la noche del 15 al 16 de octubre fue incendiada la prisión de Evin, en Teherán, donde están recluidos presos políticos, con resultado de 4 muertos según las autoridades. El 19 de noviembre, en Mahabad, Kurdistán, las fuerzas represivas entraron con tanques y dispararon ametralladoras contra todo lo que se movía. Para entonces, la represión estatal había dejado al menos 510 muertos y miles de heridos (Reuters). 18.000 personas fueron detenidas. Las minorías nacionales han pagado un alto precio: además de los kurdos, entre los asesinados hay más de 100 baluchis. Los tribunales islámicos condenaron a muerte a varios manifestantes por «enemistad con Dios». El 8 de diciembre, el gobierno de Jamenei-Raissi ahorcó a Mohsen Shekari (camarero, 23 años), el 12 de diciembre, a Majidreza Rahnavard (vendedor, también 23 años), el 7 de enero de 2023, a Mohammad Mahdi Karami (deportista, 22 años) y a Seyed Mohammad Hosseini (obrero, 39 años).

Los días 28 de septiembre y 14 y 21 de noviembre, los Pasdarán bombardearon las sedes del Partido Democrático del Kurdistán de Irán (PDKI) y del Partido Comunista de Irán (CPI) en Irak, cuyo brazo armado es ahora la Komala. Al mismo tiempo, el estado turco dirigido por Erdogan y basado en el bloque del islamista AKP y el chovinista MHP lanzó una ofensiva contra Rojava, el territorio kurdo en Siria controlado por el Partido de la Unión Democrática (PYD) y su ala militar YPG, vinculados con el PKK,

El presupuesto 2023-2024 presentado por el presidente Raissi al Parlamento el 22 de enero prevé un aumento del 45% de la financiación pública de las prisiones, un aumento del 50% de la financiación de la policía, un aumento del 50% de la financiación de los servicios de inteligencia, un aumento del 50% de la financiación de los pasdaran y un aumento del 55% de la financiación de la agencia de propaganda religiosa.

Pero el movimiento popular no se ha detenido. 44 años después de la instauración de la República Islámica de Irán, las masas se movilizan para derrocarla.

Desde 1979, un régimen despótico, patriarcal y colonial

La contrarrevolución dirigida de 1979 a 1983 por el clero y sus milicias islamofascistas preservó lo esencial, el ejército del sah, y formalizó nuevos órganos de represión, introdujo la censura, reprimió el movimiento feminista, prohibió las organizaciones obreras y exterminó a sus militantes, aplastó la resistencia kurda, liquidó los consejos obreros (shoras)…

Desde entonces, el clero chií ha impuesto su monopolio político, su injerencia en la vida privada de las personas y la sharia (ley islámica). Desde el referéndum de diciembre de 1979, la Constitución formaliza el dominio de las instituciones por el Guía, designado de por vida por una «asamblea de expertos» compuesta por 86 clérigos. Un «consejo de guardianes» elegido por el Guía verifica la conformidad de las leyes con la religión islámica y selecciona a los candidatos para las elecciones de los «expertos», las legislativas y las presidenciales. El presidente, elegido por sufragio universal por 4 años, se encarga de gobernar bajo la autoridad del Guía. El Majlis (asamblea islámica) de 285 diputados (todos candidatos islamistas) vota el presupuesto y otras leyes bajo el control del Consejo de Guardianes. El estado separa a hombres y mujeres en los espacios públicos, establece códigos de vestimenta, condena la homosexualidad (desde la flagelación hasta la pena de muerte). El código civil concede menos derechos a las mujeres que a los hombres, y permite a los padres casar a sus hijas a los 13 años. En 2021, el gobierno de Raissi puso fin a la distribución gratuita de anticonceptivos y restringió el derecho al aborto. El código penal incluye penas de flagelación, ceguera, amputación… Incluso se ejecuta a menores. La tortura es la norma durante los interrogatorios.

Para hacer frente al reclutamiento masivo de hombres en la guerra contra Irak, las mujeres se reintegraron al trabajo asalariado. Para garantizar la acumulación de capital, la burguesía mantuvo la educación de la mayoría de la población. Sobre la base de los esfuerzos iniciados bajo la monarquía, se ha desarrollado la enseñanza superior, también para las mujeres jóvenes. El estado también financia a un clero parasitario, que controla de cerca a la población, y a un aparato estatal hipertrofiado que ofrece puestos de trabajo como funcionarios o en cuerpos paramilitares y militares a una parte de los desclasados urbanos y de los campesinos arruinados. El aparato represivo (pasdarans, ejército, policía, policía de la moral, bassidjis, jueces, carceleros…) y el aparato ideológico (clero, televisión…) del estado absorben una gran parte de la plusvalía social, lo que obstaculiza la acumulación de capital.

Las instituciones religiosas ya eran grandes terratenientes en tiempos del sah, en nombre de la caridad que sustituye a la seguridad social. Han aparecido nuevos actores capitalistas, en particular fundaciones religiosas subvencionadas por el estado y que escapan a todos los impuestos (Fundación de los Desheredados, Fundación de los Mártires, etc.). Las instituciones islamistas (fundaciones religiosas, empresas tapadera de los pasdarans, etc.) se han convertido en verdaderos grupos capitalistas que producen y venden armas, energía, telecomunicaciones, productos químicos y farmacéuticos y alimentos. Según datos oficiales, las empresas pasdaran controlan un tercio de la economía iraní (construcción, telecomunicaciones, minería, etc.).

Al igual que los textos sagrados judíos y cristianos, el Corán condena los préstamos con intereses. Una ley de 1983 sobre operaciones bancarias formalizó la prohibición de los intereses en Irán. Sin embargo, como ninguna economía capitalista puede funcionar sin crédito, se trata de un simple cambio semántico en el que los términos «beneficio» y «gastos por servicios» han sustituido a la palabra «interés». Como en Arabia Saudí, las «finanzas islámicas» inventan todo tipo de montajes jurídico-financieros para ocultar los intereses. Los grandes bancos nacionalizados en 1979 compiten ahora con todo tipo de bancos controlados por los bazaris y pasdarans que a menudo especulan, escapando al control del banco central (Bank Markazi Jomhouri Islami Iran).

Gracias a la renta que obtiene del petróleo en el mercado mundial, el estado subvenciona la energía doméstica (combustible, calefacción) y los alimentos básicos. Pero incluso en tiempos de precios altos del petróleo, esta ganancia inesperada no puede satisfacer a una población mucho mayor que la de Arabia Saudí.

Desde 1979, la república islámica ha asumido una total continuidad con la monarquía persa en su actitud hacia las minorías de etnias iranianas (kurdos, baluchis…), turcas (azeríes, turcomanos…), árabes, etc., que en total representan casi la mitad de la población.

En 1984, Jomeini reactivó el programa nuclear del sah. Esto desató la ira del gobierno estadounidense, a quien no le molesta nada que Israel, India y Pakistán posean armas nucleares, a pesar de las normas internacionales, por no hablar del arsenal de las potencias imperialistas de la época (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña). El estado burgués persa se impone como una potencia regional que desempeña un papel en Irak, Líbano, Gaza, Siria, Yemen, Sudán…

Capitalismo dependiente del sistema imperialista mundial

La economía iraní es la segunda de la región, por detrás de Turquía, y recientemente ha sobrepasado la de Arabia Saudí. La reproducción ampliada del capital sigue atrofiada, la inflación es recurrente, el desempleo es elevado, la burguesía prefiere el comercio y el sector inmobiliario a la industria manufacturera, la agricultura sufre por el cambio climático y la incompetencia administrativa.

Desde 1979, Estados Unidos, seguido a veces por la Unión Europea, impone sanciones económicas a Irán de forma casi permanente, con diversos pretextos: ocupación de la embajada, guerra con Irak, atentados y marcha hacia las armas nucleares. Además, Israel está incrementando sus ataques militares en Siria contra las tropas iraníes e incluso sus atentados dentro mismo de Irán. Los riesgos de conflicto acaban de agravarse con la instauración del gobierno Netanyahu-Gvir-Smotrich.

Incluso si el efecto se ve atenuado por la complicidad de varios estados vecinos u otras potencias imperialistas (Omán, Tayikistán, Siria, Irak, Pakistán, Afganistán, Emiratos, Turquía, Rusia, China…), la principal víctima de esta presión económica es, como siempre en estos casos, la clase obrera. Por otro lado, el sector paraestatal (fundaciones, empresas tutelares) se enriquece con el contrabando, el mercado negro y el tráfico de divisas. Las desigualdades de renta y riqueza han aumentado desde 2013. Además, el régimen de los ayatolás utiliza las sanciones para explicar el subdesarrollo, avivar el nacionalismo y justificar la represión. Aunque quemar ostentosamente banderas estadounidenses ante las cámaras no impidió a la República Islámica cooperar con Estados Unidos en 2001, cuando invadió Afganistán.

Para compensar la hostilidad de Estados Unidos, Irán juega la carta de las demás potencias imperialistas, especialmente Rusia y China, que se han convertido en capitalistas desde principios de los años noventa, pero la competencia entre las exportaciones de gas y petróleo limita el comercio con Rusia. La República Islámica y la RPC firmaron una asociación estratégica de 25 años en marzo de 2021. En 2023, Irán ingresará en la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) bajo el patrocinio de Pekín. Por un lado, Irán es el único país exportador de petróleo que escaparía a la presión estadounidense en caso de una confrontación abierta entre Pekín y Washington. Asimismo, las tensiones irano-estadounidenses representan una oportunidad para que China adquiera empresas iraníes a bajo coste y exporte sus productos, desde bienes de consumo hasta nuevas tecnologías (5G, inteligencia artificial, etc.). Obviamente, la relación entre ambos estados sigue siendo fundamentalmente asimétrica. El aislamiento diplomático de Irán, combinado con las sanciones estadounidenses y una grave crisis económica, obliga al país a buscar el patrocinio de una gran potencia. Por parte china, Irán es sólo una opción entre otras.

Como en la mayoría de los países capitalistas dominados, la corrupción del aparato estatal no es la excepción, sino la regla. Desde 1989, al igual que otros gobiernos capitalistas estadounidenses, europeos, africanos y asiáticos, el estado de los ayatolás privatiza, reduce las subvenciones a los productos de primera necesidad y facilita el empleo flexible. Por ejemplo, en el sector del gas y la electricidad hay 90.000 trabajadores con contratos indefinidos, mientras que los trabajadores con contratos temporales o de duración determinada ascienden a 160.000 (es decir, el 64% del total). Entre el 40 y el 50% de la mano de obra está empleada en el sector informal, como trabajadores más o menos independientes o empleados sin contrato. Además, el estado burgués ha reprimido sistemáticamente a los huelguistas y activistas sindicales que han surgido.

Con 130.000 muertos, Irán es el país de Oriente Medio más afectado por la pandemia de covid. Mientras las exportaciones de petróleo se benefician de la guerra de Ucrania y de la subida de los precios de la energía, el crecimiento económico es del 3%, el desempleo es oficialmente del 9,4% de la población activa y los precios al consumo han subido oficialmente un 40% en un año, probablemente mucho más. Los salarios y las pensiones no han aumentado. La mayoría de los 82 millones de habitantes de Irán vive por debajo del umbral de pobreza de la ONU y una cuarta parte de la población tiene una vivienda precaria.

Los jóvenes están mejor formados que en muchos otros países de la región, pero tienen dificultades para encontrar empleo, por lo que una proporción significativa de licenciados emigra, uniéndose a una diáspora política y económica de 2 a 3 millones de personas. Los pequeños comerciantes se ven arruinados por los nuevos centros comerciales (400 creados entre 2010 y 2015). Después de haber sido autosuficiente en alimentos hasta la década de 1960, Irán se ha convertido en uno de los mayores importadores mundiales de productos agrícolas (entre el 30% y el 50% de sus necesidades). La agricultura es cada vez más capitalista, y las grandes explotaciones privadas de 100 a 200 hectáreas se convierten en centros de producción local donde se contrata a trabajadores campesinos de los pueblos vecinos para complementar las pequeñas explotaciones familiares. Otros prueban suerte en las ciudades debido a la concentración de tierras y a las repetidas sequías.

En 5 años, el rial iraní ha perdido el 90% de su valor en los mercados de divisas. Se dice que el déficit público es del 7% del PIB (equivalente a 10.000 millones de dólares), lo que plantea la cuestión del alcance del gasto militar y de la ayuda a otros gobiernos de la región, sobre todo teniendo en cuenta que Irán obtiene menos beneficios económicos que Rusia de su ayuda militar y financiera a Siria (una excepción es la adquisición de una participación mayoritaria en Wafa Telecom por una empresa malaya en manos de los pasdaran iraníes).

Además de la pandemia y las dificultades económicas, existe una crisis medioambiental. La contaminación atmosférica, causada entre otras cosas por 3 millones de coches (hay 1,2 millones en Berlín y 1,4 millones en Nueva York), está dañando la salud de los habitantes de la capital. La escasez de agua es consecuencia del cambio climático, pero se ve agravada por la mala gestión de los recursos naturales, malgastados por la agricultura capitalista. Un ejemplo de ello es el lago salado de Oroumieh ha perdido la mitad de su superficie.

Para que la clase obrera tome la iniciativa

Las minorías nacionales odian el yugo del estado persa. Una parte importante de la clase trabajadora es kurda, azerí, árabe.

La juventud anhela la libertad: en 1999, las revueltas estudiantiles fueron violentamente reprimidas por los Basij en varias ciudades.

En 2009, el anuncio de los resultados de las elecciones presidenciales provocó una movilización de las clases pequeñoburguesas de las ciudades en apoyo de un ala del islamismo que no desafiaba al régimen, sino que formaba parte de él y vivía de él. 150 manifestantes fueron asesinados. Se denunciaronn múltiples violaciones de los Basij. Pero esta protesta era una preparación para otras, claramente más plebeyas.

En 2017-2018, la facción más autoritaria inició manifestaciones contra la llamada ala liberal, pero fue arrollada por trabajadores que atacaron a todo el régimen. El gobierno culpó a Estados Unidos. La represión causó una veintena de muertos.

En 2019, las subidas de precios provocaron protestas a gran escala, aplastadas a costa de varios centenares de muertos, sobre todo en el Kurdistán. Como es habitual en los regímenes totalitarios, los manifestantes detenidos son torturados para obtener confesiones públicas. En 2021, trabajadores y campesinos se manifiestaron en la provincia de Khuzestan, con el resiultado de al menos 8 asesinados.

Desde principios de siglo se producen huelgas. Incluso aparecieron sindicatos independientes del régimen en el transporte público y las refinerías, a pesar de la feroz represión.

Desde hace varios meses, la espontaneidad de las masas iraníes es tremenda y suscita la admiración de los explotados y oprimidos de todo el mundo. A pesar de todo, el régimen asesino sigue en pie. La burguesía iraní no ha perdido nada esencial y los ayatolás no han sido derrocados. Siguen manteniendo el estado burgués, sus finanzas, su armamento, sus tribunales, la centralización de la información, los medios de comunicación, las fuerzas de espionaje y de represión frente a los obreros y estudiantes que siguen sin estrategia, sin programa, sin dirección. Por eso se necesitan consignas más allá de los eslóganes de la primera ola. Por eso hay que identificar a la clase capaz de derrocar el viejo orden y crear uno nuevo. Por eso se necesitan organizaciones de autodefensa y autoorganización. Por eso es necesaria una estrategia de revolución permanente. Por eso se necesita un partido.

De lo contrario, el campo lo ocuparán los «reformistas» del régimen, los monárquicos apoyados por Washington, los burgueses «democráticos», los yihadistas baluchis que quieren imitar a los talibanes, los nacionalistas burgueses kurdos que quieren imitar al clan Barzani de Irak, falsos comunistas (WPI, PCOI-WCPI) que dan la palabra a los monárquicos en las manifestaciones de los exiliados o que apelan a los estados imperialistas del mundo entero, o por la secta de los modjahedines vendidos a los servicios secretos americanos.

Los enemigos de los enemigos del proletariado no son necesariamente sus amigos. En 1978, en nombre del frente único antiimperialista, los oportunistas (Toudeh, Fedayins…) estaban dispuestos a todo, incluso a someterse a los islamistas, para derrocar al sah, lo que facilitó la contrarrevolución de 1979-1983. Hoy, en nombre de la democracia, están dispuestos a todo para derrocar a Jamenei, incluida la sumisión a las potencias imperialistas occidentales.

Pero los estados imperialistas ayudaron en 1953 a instaurar la monarquía en Irán con la ayuda de los islamistas, apostaron por el ayatolá Jomeini en 1979, han destruido desde entonces Irak y Libia, abandonado Afganistán a los islamistas.

La prioridad es responder de forma progresista y proletaria a las consignas enarboladas por las masas: «¡Mujer, vida, libertad!» y «¡Muerte al dictador!».

  • ¿Cómo impedir que el formidable aparato represivo mate, acabe con la vida de los jóvenes, las mujeres y las minorías nacionales oprimidas?
  • ¿Cómo conseguir la igualdad para las mujeres?
  • ¿Cómo conseguir la libertad?
  • ¿Con qué sustituir al dictador?

Por la hegemonía del proletariado

El declive histórico del capitalismo se expresa en todo el mundo, especialmente en los países económicamente dominados, por una inestabilidad política de los regímenes. Refuerzan cada vez más el aparato represivo en un intento de asegurar su poder. Esto hace aún más peligrosas las ilusiones «democráticas» de la reforma del Estado burgués.

Para derrotar la represión de un estado que no está dislocado, para frustrar los intentos de parchear el régimen por parte de su facción prooccidental, para dar el golpe de gracia al régimen islamista, para evitar el restablecimiento de la monarquía, para frustrar las maniobras de la oposición «democrática» para salvar el capitalismo iraní, es necesario que el proletariado irrumpa en la lucha como clase. Sólo puede hacerlo a través de un partido que reúna a la vanguardia y la vincule con sus hermanos y hermanas de todo el mundo, en la tradición de la Liga de los Comunistas, la Asociación Internacional de Trabajadores, la Internacional Obrera, la Internacional Comunista, la 4e Internacional.

Sin demora, todas las organizaciones obreras deben formar un frente único para organizar la huelga general, para defenderse armando a los trabajadores, para crear shoras en las empresas, las administraciones, las universidades, los barrios, el campo, para centralizarlas.

Una forma decisiva de dar confianza a la clase obrera y de abrir una perspectiva política revolucionaria a la sociedad es la huelga general. Las fuerzas revolucionarias iraníes no deben actuar con una perspectiva economicista o para obtener concesiones del régimen, sino con la perspectiva de llevar a la clase obrera al poder. La destrucción del estado burgués islamista, la dispersión de sus fuerzas de represión, la constitución de un gobierno obrero y campesino apoyado por los consejos obreros deben ser el objetivo central de la revolución.

Una huelga general demuestra la fuerza de los trabajadores, derivada de su posición en la producción. Más allá de las reivindicaciones inmediatas, la huelga de masas con ocupación cuestiona la sacrosanta propiedad capitalista, la apropiación por una minoría de la sociedad de los medios de producción creados por los productores que los convierte en capital y transforma a los propios productores en explotados. La huelga general no puede durar mucho, pero prácticamente plantea la cuestión de qué clase debe gobernar la sociedad.

De la aspiración a la libertad, la autodefensa, la huelga general y el control obrero renacerán inevitablemente las shoras. Los comités de huelga, los consejos obreros no deben limitarse a los lugares de trabajo y deben extenderse a los lugares de formación, a los lugares de vida para soldar a todos los trabajadores, para soldar a los futuros y viejos trabajadores, a los parados. Deben establecer una democracia directa. Cada parte, cada corriente puede presentar su análisis y hacer sus propuestas. Las shoras decidirán.

Por una república federal, obrera y campesina

Los comunistas están a favor de las libertades democráticas sin restrricciones. Se lograron por primera vez en Irán en 1905-1906 y de nuevo en 1979. Sabiendo que ni siquiera en 1906 hubo nunca una asamblea elegida por sufragio universal, los comunistas son partidarios de elecciones libres para una asamblea nacional o constituyente, una vez suprimido el monopolio político de los ayatolás, las instituciones de la república islámica, la censura…

Pero los comunistas no ocultan que su objetivo es mucho más que un régimen falsamente democrático donde los grupos capitalistas gobiernen a la sombra de las cámaras parlamentarias y donde los aparatos de mentirosos profesionales les sirvan, llenándose los bolsillos en el proceso. Son partidarios de una democracia muy superior, del tipo de la Comuna de París de 1871 o de los soviets de la Rusia de 1917, que es la forma propia de la dictadura del proletariado.

La generalización y centralización de los consejos exige armar a las masas, prepararlas para tomar el poder y expropiar a los grupos capitalistas nacionales y extranjeros. Toda la riqueza de la sociedad proviene de la naturaleza gracias al trabajo colectivo de los productores, por ello los trabajadores deben tomar el control de la riqueza social preservando la naturaleza.

Frente a los pasdaran, los Basij, la policía y los militares profesionales, la autodefensa de los manifestantes, la creación de milicias obreras, su armamento son tareas urgentes. La clase obrera produce armas, las transporta; gestiona las cuentas bancarias, el sueldo de la policía y de los militares. Debe desarmar a los mercenarios de la burguesía. Dentro del ejército, es necesario llevar a cabo un trabajo sistemático de agitación y propaganda para ganar a los reclutas para la revolución, para que vuelvan sus armas contra los generales y los dirigentes políticos que son los verdugos de las mujeres, los trabajadores y las minorías nacionales.

La actividad de las milicias obreras comenzará con la autodefensa. Pero tendrá que pasar a la ofensiva, como en 1979: asaltar las comisarías donde se detiene y tortura a los militantes para liberarlos, los cuarteles para armarse, el ministerio de Inteligencia para paralizarlo, las sedes del poder islamista para dispersarlos y destruirlos, los tribunales islámicos para castigar a los verdugos.

  • ¡Solidaridad internacionalista de las organizaciones obreras y de mujeres de todos los países con la lucha de las masas iraníes!
  • ¡Huelga general! ¡Autodefensa de las manifestaciones! Creación de shoras en los lugares de trabajo, vida y estudio, ¡en los cuarteles!
  • ¡Libertad para que las mujeres lleven o no el velo y se vistan como quieran! Por la igualdad de hombres y mujeres.
  • ¡Abajo la dictadura islamista! ¡Supresión del Guía Supremo, de la Asamblea de Expertos, del Consejo de Discernimiento! ¡Asamblea Constituyente!
  • ¡Disolución de los cuerpos represivos! ¡Libertades democráticas para los reclutas! Elección de la los oficiales.
  • Por la libertad de las relaciones entre los jóvenes ¡Por el respeto a gays y lesbianas!
  • ¡Por el respeto a las minorías religiosas y a los ateos! ¡Por el laicismo! ¡Separación del estado y del clero chií! ¡Ninguna subvención estatal a ninguna religión!
  • Por la liberación de los presos políticos ¡Por todas las libertades democráticas (libertad de expresión, libertad de organización, derecho de huelga, derecho de manifestación…)! ¡Por unas elecciones libres!
  • ¡Derecho a la autodeterminación de las minorías nacionales! Por el derecho de los kurdos de Irán, Siria, Irak y Turquía a formar su propio estado si así lo desean.
  • Congelación de los alquileres e indexación inmediata de los salarios al coste de la vida.
  • ¡Expropiación de tierras de grandes explotaciones capitalistas y fundaciones religiosas! Gestión colectiva del agua. Cooperativas basadas en la inscripción voluntaria.
  • Control obrero de la producción y la distribución ¡Expropiación de las grandes empresas y fundaciones! ¡Un solo banco público!
  • ¡Protección social! Educación y sanidad públicas, laicas y gratuitas.
  • ¡Levantamiento de todas las sanciones estadounidenses y fin de las matanzas sionistas!
  • ¡Cierre de todas las bases militares (francesas, chinas, rusas, británicas, estadounidenses) en Oriente Medio y el Mediterráneo, fuera la flota estadounidense del Golfo Pérsico, el Océano Índico y el Mar Mediterráneo!
  • ¡Gobierno obrero y campesino! ¡Federación Socialista de Oriente Medio!
27 de enero de 2023
 
CoReP