Proyecto de Declaración conjunta sobre Palestina

[presentado en inglès a la discusión del CoReP por la OTI y la L5I el 7 de diciembre de 2023, traducción por IKC/Estado español]

La Oposición Trotskista Internacional (OTI), la Liga por la Quinta Internacional (LFI), el Colectivo de Revolución Permanente (CoReP), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) de Rusia y… estando de acuerdo en relación a las perspectivas revolucionarias para Palestina, han adoptado esta declaración conjunta.

La constante opresión, expulsión y asesinato de palestinos en Israel, Cisjordania y Gaza han vuelto a atraer la atención del mundo debido al contraataque de Hamás y otros combatientes de la resistencia palestina el pasado 7 de octubre y a la brutal respuesta de Israel contra el conjunto de la población de Gaza, mayor que sus ataques anteriores en esta región. Esto ha indignado y movilizado a millones de personas en todo el mundo contra el estado sionista y contra el apoyo incondicional que ha recibido de sus partidarios imperialistas y racistas.

Es el deber urgente de todos los revolucionarios brindar el máximo apoyo a este movimiento mundial, presentando al mismo tiempo una perspectiva revolucionaria anticapitalista clara para su desarrollo. Con este fin, presentamos la siguiente declaración y hacemos un llamado a todos los que comparten nuestras opiniones sobre la situación a que se unan a nosotros en este esfuerzo.

Sionismo e imperialismo

Desde su creación, el sionismo ha sido un proyecto de colonización. Su objetivo es expulsar a la población árabe autóctona de Palestina para dar paso a los colonos judíos. Antes de que el Holocausto asesinara a seis millones de judíos europeos y los tres millones restantes buscaran refugio desesperadamente, la idea de una colonia sionista en Palestina parecía descabellada. Debido al antisemitismo, a la mayoría de los judíos se les impidió emigrar a Estados Unidos y Europa Occidental. Las organizaciones sionistas llevaron a muchos de ellos a Palestina.

En una de las mayores tragedias del siglo XX , un pueblo terriblemente oprimido, los judíos europeos, infligió una terrible opresión a otro pueblo oprimido, los árabes palestinos. Durante la Nakba de 1948, los sionistas se apoderaron del 78% de la Palestina del Mandato y la proclamaron Israel. Las milicias sionistas y el ejército israelí expulsaron a 750.000 palestinos y miles más huyeron. La Nakba redujo la población árabe en el territorio reclamado por Israel de 1.324.000 en 1947 a 156.000 en 1948.

Los imperialismos estadounidense y europeo, aliados de Israel, tienen dos intereses principales en Oriente Medio: su posición estratégica en el cruce de Asia, Europa y África, así como su petróleo y gas. Durante más de un siglo, han intentado dominar la región ejerciendo la violencia y enfrentando a las poblaciones entre sí.

Durante las décadas de 1950 y 1960, Estados Unidos suplantó a Gran Bretaña y Francia como potencia imperialista dominante en la región, que se convirtieron en socios de segundo nivel. Los tres promovieron monarcas y dictaduras militares desde Marruecos hasta Irán e consiguieron integrar con éxito a los gobiernos nacionalistas en su orden mundial neocolonial, como, por ejemplo, los de Argelia, Egipto, Siria e Irak.

Israel demostró ser muy útil en la creación del orden imperial neocolonial, especialmente después de derrotar a Egipto, Siria y Jordania en la guerra árabe-israelí de 1967. Estados Unidos envió miles de millones de dólares en ayuda y armas para convertir a Israel en un policía en el corazón del mundo árabe. Israel también tiene una función política, en el sentido de que permite a Estados Unidos enmascarar sus operaciones militares y ayuda a los gobiernos árabes reaccionarios y compradores a desviar la atención de su propia mala gestión hacia un enemigo externo, Israel.

intifada

En la guerra de 1967, Israel capturó Gaza, Cisjordania y los Altos del Golán, completando la ocupación de Palestina desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo. También ocupó la península egipcia del Sinaí. En la guerra de 1973, Egipto y Siria lucharon contra Israel hasta el final. Egipto recuperó el Sinaí y, en 1979, reconoció a Israel.

Desde entonces, ha surgido un patrón de funcionamiento : Israel, apoyado por Estados Unidos y sus aliados europeos, ocupa Palestina; los estados árabes protestan pero no hacen nada; y los palestinos se levantan periódicamente para desafiar su marginación.

La primera Intifada de 1987 a 1993 resultó en los Acuerdos de Oslo, que crearon la Autoridad Nacional Palestina (ANP) responsable de administrar Cisjordania y la Franja de Gaza. Los acuerdos implicaban una solución de dos Estados al conflicto árabe-israelí en Palestina, pero Israel nunca aceptó esa solución, ni una partición que los palestinos pudieran aceptar.

La segunda Intifada de 2000 a 2005 obligó a Israel a “retirarse” de Gaza retirando sus tropas y desmantelando los asentamientos israelíes allí. Fatah, con sede en Cisjordania, y Hamás, con sede en Gaza, se enfrentaron en las elecciones legislativas palestinas de 2006. Hamás obtuvo la mayoría de votos, lo que llevó a Fatah a separarse de la ANP. Después de una breve guerra civil, Fatah consolidó su posición en Cisjordania y Hamás tomó el control de Gaza.

La expansión israelí

Israel oprime a los palestinos en las tres áreas de su régimen de ocupación de apartheid: Cisjordania, Gaza y el propio Israel.

Desde 2007, Israel ha continuado su expansión en Cisjordania y los Altos del Golán. 450.000 colonos israelíes se han asentado en Cisjordania, excluyendo Jerusalén Este, 220.000 en Jerusalén Este y 25.000 en los Altos del Golán. Los colonos forman una fuerza paramilitar armada. Con el apoyo del ejército israelí y la policía de la ANP, aterrorizan a sus vecinos palestinos y roban sus tierras.

Israel no tiene colonos en Gaza, pero controla el espacio aéreo del territorio, su costa marítima y seis de sus siete puntos de cruce terrestre. Israel controla los suministros de agua, electricidad y telecomunicaciones de Gaza. El ejército israelí mantiene una zona de exclusión dentro de Gaza y entra en el territorio a voluntad. Israel lanzó importantes guerras en Gaza en 2008-2009 y 2014, y atacó a manifestantes no violentos durante la Gran Marcha del Retorno de 2018-2019.

Israel afirma ser una democracia, pero niega los derechos democráticos no sólo a los 5,5 millones de palestinos que viven en Cisjordania y Gaza y a un número equivalente que vive como refugiados fuera de Palestina, sino también a los 2,1 millones de palestinos que viven en Israel. Un judío que viva en cualquier parte del mundo puede establecerse en Israel y convertirse en ciudadano de pleno derecho. Un palestino cuya familia ha vivido en Palestina desde antes de que existiera Israel nunca podrá convertirse en ciudadano de pleno derecho. Los palestinos son sistemáticamente discriminados, excluidos económica y políticamente y tratados como enemigos.

7 de octubre

Desde los Acuerdos de Camp David en 1978, Estados Unidos ha intentado que los gobiernos de los estados árabes normalicen las relaciones con Israel, a pesar de su trato a los palestinos y el odio que despierta entre el pueblo árabe. En 2020, Estados Unidos negoció acuerdos que normalizaron las relaciones de Israel con Bahréin, Marruecos, Sudán y los Emiratos Árabes Unidos. Arabia Saudita ha iniciado conversaciones en esta dirección.

El ataque del 7 de octubre hizo estallar los planes israelíes e imperialistas. Después de un año de cuidadosa preparación, pasada por alto por las fuerzas de seguridad israelíes, los combatientes palestinos liderados por Hamas atravesaron las defensas fronterizas de Israel y atacaron docenas de objetivos militares, así como algunos objetivos civiles. Tomaron cientos de rehenes antes de verse obligados a cruzar la frontera nuevamente.

Los malos tratos, la tortura y el asesinato de civiles desarmados menores de edad militar deben condenarse inequívocamente, aun cuando reconocemos que esto fue, en parte, expresión de la cólera palestina ante las masacres y el despojo de su pueblo por parte de Israel. Eso le hizo el juego a la maquinaria de propaganda sionista que deshumaniza a los palestinos y “justifica” sus propios crímenes de guerra, más masivos que los de Hamás u otras fuerzas de resistencia. Pero la mayor parte de la operación, incluida la toma de rehenes, fue militarmente legítima.

El ataque puso fin al proceso de «normalización» de las relaciones de Israel con los Estados árabes y musulmanes, patrocinado por Estados Unidos, expuso la guerra colonial subyacente de Israel contra el pueblo palestino y colocó a Palestina en la agenda mundial.

En las semanas siguientes, Israel lanzó una guerra genocida contra Gaza. El ejército israelí bombardea viviendas, hospitales, escuelas y centros comunitarios, causando muchas más víctimas que el ataque del 7 de octubre. La mitad de las víctimas son niños, una proporción mucho mayor que la del ataque del 7 de octubre. El ejército israelí acordó un breve alto el fuego para intercambiar prisioneros y ahora ha reanudado su ataque genocida, empujando a los 2,3 millones de residentes a un rincón cada vez más reducido de la Franja de Gaza, amenazando con «una nueva Nakba».

Solidaridad

La audacia de la resistencia palestina y la ferocidad del contraataque israelí han reavivado el movimiento de solidaridad con Palestina en todo el mundo. Se han producido enormes protestas en todo el mundo árabe, pero también en Europa, Estados Unidos y otros lugares. El movimiento de solidaridad había quedado adormecido por el lento estrangulamiento de Palestina y la normalización de las relaciones diplomáticas entre Israel y otros cuatro estados árabes. El 7 de octubre trajo nueva vida al movimiento.

Los marxistas revolucionarios deben participar en acciones solidarias de todo tipo. Un alto el fuego en Gaza y la retirada de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para poner fin al genocidio es la prioridad más urgente, pero el movimiento de solidaridad también debería exigir ayuda humanitaria para Gaza, freno a los colonos israelíes en Cisjordania, protección de los derechos de árabes israelíes y judíos antisionistas en Israel, el derecho de retorno de los refugiados y el corte de los vínculos militares con Israel.

Las acciones en curso ya incluyen protestas, desobediencia civil, eventos públicos, exposición a los medios y campañas de boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra Israel. Los sindicatos y otras organizaciones aprueban resoluciones pidiendo un alto el fuego y cortar la ayuda militar. En algunos lugares, los trabajadores están respondiendo al llamado de la Federación General Palestina de Sindicatos (PGFTU) para detener la producción y el envío de armas a Israel.

Perspectiva

Si bien los marxistas revolucionarios deben participar en acciones de solidaridad siempre que puedan, nuestro papel particular es promover la comprensión de la crisis y su solución por parte de la clase trabajadora.

Esto comienza por decir la verdad. Un alto el fuego en Gaza es necesario pero no suficiente, ya que los sionistas continuarán su campaña para expulsar a los no judíos de Palestina. Un acuerdo negociado es imposible, porque Israel no cederá suficiente tierra para un Estado palestino viable y no renunciará a la supremacía judía por una democracia secular en un Estado binacional. Los imperialismos estadounidense y europeo no obligarán a Israel a aceptar una solución de dos Estados o de un Estado, porque necesitan que Israel les ayude a dominar la región.

El capitalismo no tiene solución para Palestina. Las alternativas son o bien la masacre y el despojo de los palestinos o bien la intervención de la clase trabajadora en la historia.

Los trabajadores en Israel podrían bloquear a la sociedad israelí, dividir al ejército e impedir que los sionistas utilicen sus armas nucleares. Pero por ahora, la gran mayoría de la clase trabajadora israelí está comprometida con el sionismo y cree que la explotación con supremacía judía es preferible a la explotación sin supremacía judía, una vieja historia en los estados colonos. Sólo la perspectiva de una Palestina democrática, laica y socialista podría darles una razón para romper con sus amos.

Los trabajadores de Estados Unidos y Europa podrían privar a Israel del apoyo económico y militar que necesita para continuar con sus políticas genocidas. La simpatía por los palestinos está creciendo, mientras resisten y sufren. Podría alcanzar el nivel de oposición a la guerra de Vietnam a finales de los años 1960, lo que haría imposible continuar la guerra. Los marxistas revolucionarios y otros activistas comprometidos con el movimiento de solidaridad con Palestina (incluidos decenas de miles de judíos antisionistas y decenas de miles de sindicalistas) deben hacer todo lo que esté a su alcance para que esto suceda.

Los trabajadores de los países árabes podrían derrocar a sus gobiernos colaboracionistas, obligar a los imperialistas estadounidenses y europeos a abandonar Israel y ofrecer a la clase trabajadora israelí la perspectiva de un futuro secular y democrático, libre de la dominación capitalista y de la guerra sin fin. La Primavera Árabe mostró este potencial.

No podemos saber cómo terminará la injusticia de la dominación sionista de Palestina, o incluso si terminará antes de que el capitalismo sumerja al mundo en un desastre ecológico o una guerra nuclear. Lo que podemos hacer es proponer y luchar por un programa de acción, que comience con demandas inmediatas y conduzca a la única solución real: la revolución obrera en toda la región. Aquí está nuestra propuesta.

  • Detengamos el ataque genocida contra Gaza. Alto el fuego inmediato. Retirada de las tropas israelíes. Fin del bloqueo. Apertura de puntos de paso.
  • Reconstrucción de las casas, hospitales, escuelas, universidades e infraestructuras devastadas de Gaza a expensas de Israel y sus financiadores imperialistas.
  • Fin de la ocupación sionista de Cisjordania. Retirada del ejército israelí. Expulsión de colonos.
  • Liberación de todos los prisioneros palestinos en cárceles israelíes. Plena igualdad de los palestinos en el Estado de Israel.
  • Detener la ayuda y los envíos de armas de Estados Unidos y otros imperialistas a Israel. Apoyo al boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra Israel.
  • Solidaridad con el pueblo palestino y árabe. No hay paz posible con el sionismo y el imperialismo.
  • Por la destrucción revolucionaria del Estado sionista. Por una Palestina laica, democrática y socialista desde el río hasta el mar.
  • Por el derecho al retorno de todos los refugiados palestinos. Igualdad de derechos entre la mayoría árabe y la minoría judía en Palestina.
  • Abajo los capitalistas, los terratenientes, las monarquías y los estados árabes, agentes del imperialismo. Por la unidad revolucionaria del pueblo árabe.
  • Por una revolución proletaria en Oriente Medio y el Norte de África. Por una federación socialista de la región.