Si quieres la paz, ¡prepara la revolución!

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La ofensiva del imperialismo estadounidense

El imperialismo estadounidense, que era hegemónico dentro del sistema capitalista mundial al final de la Segunda Guerra Mundial, está en decadencia frente a sus competidores, especialmente frente al imperialismo chino. Al unirse en torno a Trump, un sector de la burguesía estadounidense ha decidido hacer las cosas por las bravas y dejar de preocuparse por el orden mundial.

El orden mundial de la posguerra no sólo está obsoleto: ahora es un arma utilizada contra nosotros. Ocho décadas después, una vez más estamos llamados a crear un mundo libre a partir del caos. No será fácil. Y además será imposible sin unos Estados Unidos fuertes y confiados que interactúen con el mundo colocando una vez más nuestros intereses nacionales fundamentales por encima de todo lo demás. (Marco Rubio, Secretario de Estado, 15 de enero de 2025)

Esto lo está haciendo brutalmente, dejando de lado a sus antiguos aliados y pisoteando la soberanía de los países más débiles: guerra comercial total, reivindicaciones territoriales, búsqueda de un acuerdo con el imperialismo ruso a espaldas de los ucranianos y saqueando Ucrania, y apoyo total a Israel en la masacre y expulsión de los palestinos. Esta agresiva política internacional se corresponde internamente con ataques masivos y coordinados contra los migrantes, contra los trabajadores del sector público, contra la salud pública y la seguridad social, contra las libertades civiles, los derechos de las mujeres, de las minorías, etc., contra la protección del medio ambiente, contra la prevención de catástrofes, contra las universidades, la ciencia y la investigación…

Una cuestión capital de la lucha de clases en el corazón de los Estados Unidos

Los comunistas internacionalistas creemos que frente a esta ofensiva solo se puede vencer movilizando a toda la clase trabajadora estadounidense y reuniendo con ella a las minorías oprimidas y a la mayoría de la juventud estudiantil, con esta orientación:

¡Manos fuera de los inmigrantes, de los derechos sindicales, de las minorías, de los derechos de las mujeres, de los estudiantes, de los servicios públicos, de la seguridad social, de todas las libertades públicas, etc.! Por la defensa activa del medio ambiente frente a los intereses depredadores de las grandes empresas de hidrocarburos, armamentísticas, químicas, de servicios tecnológicos, etc.

¡Contra la militarización de las fronteras! ¡Por el mantenimiento de la ayuda militar a Ucrania! ¡Abajo el proyecto de tratado colonial para apoderarse de las riquezas de Ucrania! ¡Ni un arma más, ni un dólar más para Israel! Por el cierre de todas las bases militares estadounidenses en el extranjero y el regreso a casa de todos los soldados, barcos y aviones. Ni un dólar para mantener la dominación militar imperialista estadounidense en el mundo.

¡Contra las pretensiones territoriales y amenazas de anexión sobre Groenlandia, Canadá y Panamá! ¡Ruptura de los sindicatos y organizaciones de los oprimidos con los partidos burgueses (Partido Demócrata, Partido Republicano, Partido Verde, etc.)! Frente único de los trabajadores para organizar y centralizar la resistencia. ¡Autodefensa obrera de las manifestaciones, huelgas, asambleas obreras y estudiantiles contra la policía y los fascistas! Para abrir esta perspectiva de combate, es urgente que los militantes que buscan formar un partido obrero revolucionario se reagrupen en Estados Unidos.

El intento de repartirse Ucrania entre el imperialismo ruso y el imperialismo estadounidense

Del lado ruso, Putin ha establecido una economía de guerra a expensas de la población trabajadora y fortalece la represión. El proletariado ruso no tiene ningún interés en enfrentarse a su vecino ucraniano. Podría detener la guerra imperialista que libra su burguesía. Pero le falta una organización revolucionaria que reconecte con el Partido Bolchevique de 1917 para liderar la lucha contra Putin. ¡Liberación de todos los opositores a la guerra! ¡Libertades democráticas! ¡Retirada de las tropas rusas y devolución de los territorios conquistados a Ucrania! ¡Soldados del frente, volved vuestras armas contra vuestros generales, imponed el cese inmediato de las hostilidades!

Los revolucionarios están incondicionalmente a favor del derecho de Ucrania a defenderse de la agresión rusa. Pero el gobierno de Zelensky está librando una guerra utilizando los métodos de la burguesía compradora, combinando la ideología chovinista, el lucro especulativo, el servilismo al imperialismo estadounidense, los privilegios, las restricciones a las libertades democráticas y todo tipo de presiones sobre el proletariado. ¡Libertades democráticas, también para los soldados! ¡derogación de la legislación antiobrera de Zelensky y reversión de las privatizaciones! ¡Instrucción militar, armamento de los obreros, dirección de la guerra y de las negociaciones de paz, bajo el control de las organizaciones obreras y campesinas! ¡Llamamiento al proletariado ruso, al internacionalismo proletario, para detener la guerra!

Israel reanuda el genocidio en Gaza

Israel ya ni siquiera se preocupa por la ficción de los Acuerdos de Oslo que, sobre la base de la capitulación de la OLP, le permitieron continuar su colonización, escondiéndose tras el espejismo de la creación de dos estados. Su objetivo es la anexión completa de Cisjordania y la Franja de Gaza, la masacre y expulsión de los palestinos y la ocupación militar permanente de los Altos del Golán sirios, así como del sur del Líbano. Los estados imperialistas occidentales siguen suministrando armas a Israel, que ha reanudado los bombardeos sobre la población de Gaza, masacrando civiles y causando destrucción, después de cortar una vez más todo acceso a la ayuda alimentaria y destruir la última central eléctrica que aseguraba la desalinización del agua. ¡Frente único obrero para organizar un boicot al envío de armas y de todo tipo de apoyo logístico a Israel! No habrá paz en Palestina sin el desmantelamiento del estado sionista, sin una Palestina democrática, multiétnica, multilingüe, laica y socialista. ¡Por el gobierno obrero y campesino en Palestina! ¡Por una Federación Socialista del Medio Oriente! Ésta es la única perspectiva positiva tanto para el proletariado palestino como para el proletariado judío, que debe romper con el sionismo.

La guerra comercial precipita una crisis económica mundial y presagia enfrentamientos armados

Trump ha desencadenado la guerra comercial, exacerbando las contradicciones con otras burguesías y dentro de la clase dominante estadounidense. El resultado es una política económica caótica centrada en el aumento de aranceles, que inevitablemente precipitará la dislocación de las cadenas de suministro internacionales, la disminución de la producción mundial y del comercio internacional y un resurgimiento de la inflación. El imperialismo chino, que ya sufre sobreproducción y está prácticamente excluido del mercado estadounidense por un arancel del 145%, se lanzará a una competencia aún más feroz para vender sus productos. Quien pagará el precio será sobre todo el proletariado, tanto en las metrópolis imperialistas como en los países dominados. Todos los reformistas que no cuestionan el capitalismo sino que propugnan, junto a su burguesía, la defensa de la producción nacional (o regional) mediante el establecimiento de barreras arancelarias, lo único que hacen es fomentar esta marcha hacia la crisis. La guerra económica precede a la guerra misma.

El militarismo desatado tiene además un impacto ecológico devastador. Las generaciones futuras corren el riesgo no sólo de sufrir la destrucción inmediata de vidas humanas, la mutilación y el trauma psicológico causados por la violencia, la destrucción de viviendas, infraestructura y tierras agrícolas, sino también una contaminación duradera.

Para financiar los gastos militares, en todas partes, las clases dominantes intensifican sus ataques contra la clase obrera, contra todas las conquistas sociales, contra los servicios públicos, contra la mayoría de la pequeña burguesía. El nacionalismo y el proteccionismo, la xenofobia y el racismo, el clericalismo y el fundamentalismo religioso, el machismo y la hostilidad a los derechos de las mujeres, el odio a las minorías (religiosas, étnicas, sexuales), la continua destrucción del medio ambiente, las teorías conspirativas y el oscurantismo antivacunas son las banderas de la reacción. Los partidos burgueses tradicionales se están volviendo cada vez más reaccionarios y ellos mismos están siendo desafiados por el surgimiento de partidos fascistoides, incluso abiertamente fascistas. Los partidos obreros burgueses que se llamaban reformistas ya no pueden garantizar reformas significativas. La suerte de los pueblos oprimidos (palestinos, kurdos, etc.) y de las minorías étnicas (negros en Estados Unidos, turcos en Alemania, árabes en Francia, alauitas en Siria, cachemires en la India, etc.) solo hace que agravarse.

El enemigo principal está en nuestro país.

Los trabajadores y las trabajadoras producimos toda la riqueza de la sociedad a partir de la naturaleza. Tenemos la posibilidad de impedir la catástrofe. A la xenofobia, al racismo, al nacionalismo y al proteccionismo, ¡opongamos la libertad total de circulación e instalación de todos los migrantes, la abolición de las fronteras, el internacionalismo proletario y la construcción del socialismo mundial! ¡Ni unidad nacional ni unión sagrada en torno a los gobiernos burgueses y sus presupuestos militares! ¡Frente único obrero de todas las organizaciones que se reclaman de la clase obrera contra los presupuestos militares!

¡Guerra a la guerra imperialista! Es posible poner fin a todo este sistema podrido, limitar la crisis ambiental y prevenir una guerra mundial si, por encima de las fronteras, la vanguardia de los trabajadores se reagrupa en una internacional obrera revolucionaria. En cada estado, la Internacional ayudará a construir un partido de tipo bolchevique para dirigir la lucha contra toda opresión, para expropiar al gran capital y destruir el estado burgués, para establecer gobiernos obreros basados en los consejos.

¡Proletarios de todos los países, uníos!