El movimiento contra la corrupción en Serbia

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Serbia se encuentra actualmente sumida en una profunda crisis política provocada por el régimen autoritario de Vucic. El 1 de noviembre de 2024, una marquesina se derrumbó en la estación de tren de Novi Sad, causando la muerte de 14 pasajeros. El 3 de noviembre, hubo una gran manifestación para defender las instalaciones públicas y denunciar la corrupción. Desde entonces, las protestas han continuado y se han extendido por todo el país.

Vucic y el Partido Progresista Serbio (SNS), en el poder desde 2012, han llevado al país a un régimen cada vez más autoritario y duro: la manipulación sistemática de las elecciones, la monopolización de los medios de comunicación, la politización del sistema judicial y la transformación de la corrupción en un mecanismo del régimen son las causas de esta crisis.

La fragmentación de la ex Yugoslavia favorece la dominación extranjera

Sin embargo, sería engañoso reducir la actual crisis política únicamente al autoritarismo de Vucic. Esta crisis es producto de la desintegración de Yugoslavia y la restauración de las relaciones capitalistas en los Balcanes. La restauración capitalista, que destruyó las conquistas sociales de los estados obreros (Yugoslavia, Albania, Bulgaria, Rumania), traumatizó la memoria colectiva de los pueblos de la región. Las » reformas de mercado » y las privatizaciones de la década de 1990 trajeron desempleo, pobreza y el colapso de la economía colectivizada, no prosperidad. La transición al capitalismo también allanó el camino para el ascenso de las burguesías nacionalistas, las guerras étnicas y la desintegración del Estado federal yugoslavo, que había constituido un logro histórico en 1945. De 1991 a 2001, las guerras afectaron principalmente a Bosnia y Herzegovina, Croacia y Kosovo.

Alemania, Francia, Italia y Estados Unidos, cada cual a su manera, dividen y enfrentan unas contra otras a las camarillas nacionalistas y restauracionistas (incluida la mafia albanokosovar, financiada por Estados Unidos, entrenada por Alemania y con vínculos con Al Qaeda).

Durante esta regresión histórica, las burguesías de los países europeos aspiran a convertir los Balcanes en su patio trasero: una reserva de mano de obra barata, un corredor logístico y un colchón geopolítico. En 1994-1995, la alianza de imperialismos occidentales bajo la hegemonía estadounidense, la OTAN, bombardeó al ejército serbio en Bosnia y Kosovo. En 1999, bombardeó directamente la capital serbia, Belgrado, durante 78 días, destruyendo una enorme cantidad de infraestructura civil y matando a miles de personas.

En los Balcanes, la Unión Europea ya incluía a Grecia. Tras la restauración del capitalismo, incorporó a Rumanía, Bulgaria y dos pequeños estados surgidos de la desintegración de la antigua Yugoslavia: Eslovenia y Croacia. Desde 1999, Kosovo alberga Camp Bondsteel, una gigantesca base militar estadounidense, la segunda más grande de Europa, que también es un centro de detención y tortura de la CIA, similar a la Bahía de Guantánamo.

Hoy en día, aunque la tasa oficial de desempleo de Serbia ronda el 9-10%, el desempleo juvenil supera el 25%. El salario medio es menos de un tercio del promedio de la UE, y decenas de miles de jóvenes abandonan el país cada año. El hecho de que la población, que rondaba los 8 millones en la década de 1990, se haya reducido a 6,6 millones en la actualidad es uno de los indicios más claros de la transición al capitalismo: Serbia se ha transformado prácticamente en una semicolonia que » exporta mano de obra » a la UE y a las empresas occidentales.

El régimen de Vucic ha aplicado una política hipócrita que, por un lado, aseguró la entrada de capital al mostrarse compatible con la UE y, por otro, chantajeó a Estados Unidos y la Unión Europea explotando sus vínculos con la Rusia imperialista y convirtiendo la región en una mesa de negociaciones. Los cientos de miles de manifestantes que actualmente llenan las calles de Belgrado expresan su indignación no solo por los resultados electorales falsificados, sino también por la destrucción capitalista de los últimos 30 años y la falta de futuro impuesta por Rusia, la UE y la OTAN.

El aspecto más singular de las movililizaciones actuales es que su dirección está en gran medida en manos de los estudiantes. Ocupaciones universitarias, foros de profesores y asambleas estudiantiles han sido el motor de la resistencia contra el régimen. Esto no es solo una revuelta contra el régimen actual, sino también una explosión, por parte de las generaciones más jóvenes, del descontento que se ha ido acumulando en los Balcanes desde la desintegración de Yugoslavia.

La composición social del movimiento

Los estudiantes son la fuerza motriz de las manifestaciones. Se organizan boicots en las facultades, ocupaciones universitarias y asambleas, en la Universidad de Belgrado y en ciudades como Novi Sad y Niš. Mediante la aplicación de prácticas de democracia directa (asambleas generales y procesos colectivos de toma de decisiones), los estudiantes constituyen el centro vivo de la lucha contra el régimen.

El movimiento, liderado por los estudiantes, ha logrado atraer una participación organizada limitada de la clase trabajadora. Es posible observar participación en ciertos sectores específicos:

  • Trabajadores de la educación pública: Sindicatos de docentes y trabajadores universitarios emitieron comunicados de solidaridad con las acciones estudiantiles y participaron masivamente en las marchas en algunos lugares.
  • Trabajadores de la salud pública: Existe una gran insatisfacción entre médicos y enfermeras, especialmente debido a las condiciones pospandémicas y los bajos salarios. Algunos trabajadores de hospitales de Belgrado participaron en las protestas.
  • Trabajadores de otros servicios públicos: la mayoría de los sindicatos burocratizados son cercanos al régimen, pero el malestar está creciendo a nivel de base, debido a los bajos salarios y la inseguridad laboral.
  • Trabajadores industriales: En el sector automovilístico (planta de Fiat en Kragujevac) y en el minero, surgen reacciones desde las bases, pero por el momento no hay una participación masiva.

Las protestas se han extendido más allá de las grandes ciudades. La indignación también aumenta entre los trabajadores campesinos debido al círculo vicioso de la deuda y la presión de las importaciones. Los pequeños comerciantes y los sectores de producción independientes podrían convertirse en aliados a causa de su empobrecimiento y falta de perspectivas.

Pero las burocracias sindicales oficiales se oponen a la huelga general. Por otro lado, entre los jóvenes trabajadores y docentes, la idea de «la irrupción de la clase obrera, que derrocará al régimen » cobra cada vez mayor fuerza. Esta situación demuestra que, en la próxima etapa, una huelga general con ocupación de centros de trabajo, autoorganización y autodefensa podría estar a la orden del día.

La respuesta del régimen: violencia estatal y represión

El régimen de Vucic se niega a convocar elecciones. Ha optado por la calumnia (culpando al extranjero de los disturbios) y la represión. Envía a la policía contra las protestas con métodos duros, golpes de porras, gases lacrimógenos y vehículos de represión de masas en las principales ciudades, empezando por Belgrado. Organizaciones de derechos humanos han reportado cientos de arrestos y decenas de heridos solo en las primeras semanas. Algunas fuentes subrayan que las fuerzas del orden están usando una fuerza desproporcionada contra los jóvenes manifestantes, una situación que está alimentando la ira de las masas.

El régimen también paga a matones y criminales, liderados por Andrej Vucic y Djordje Prelic, para provocar a los manifestantes y atemorizar a la población. Imágenes difundidas en redes sociales muestran que estas bandas de lumpen actúan claramente en coordinación con la policía.

Frente a la violencia policial y mafiosa, es posible observar desmoralización y grietas, favorecidos por la falta de un partido de tipo bolchevique.

Organizaciones de derechos humanos y medios de comunicación independientes condenan la represión. El silencio de las potencias imperialistas, incluidas las que se proclaman democráticas, es abrumador. Sin embargo, esto no les impide trabajar entre bastidores para intentar resolver la crisis política a favor de sus intereses en la región.

¡Huelga general, milicia estudiantil y obrera!

Vucic y el SNS no pueden ser substituidos por un gobierno obrero y campesino únicamente mediante manifestaciones estudiantiles. En primer lugar, todas las organizaciones del movimiento obrero (políticas y sindicales) deben establecer un frente único obrero para proteger las manifestaciones y oponerse al régimen burgués corrupto.

Aunque la clase trabajadora aún no ha emergido masivamente, la ira y el descontento crecen en las bases. Los bajos salarios y la precariedad laboral en la educación, la sanidad y muchos sectores están generando una profunda indignación contra el régimen entre los jóvenes y otros trabajadores.

Sin embargo, las direcciones sindicales están tan apegadas al capitalismo serbio y al Estado burgués que se niegan a convocar una huelga general, que permitiría a la clase trabajadora tomar la iniciativa de las movilizaciones y también protegería a los estudiantes de la policía y los matones.

La intensidad de la violencia policial pone en la agenda el derecho a la autodefensa de las masas. Pero el punto crítico es la necesidad de organizar la autodefensa de forma masiva y democrática mediante comités electos y centralizados.

¡Gobierno obrero y campesino!

Estos comités deben operar de forma planificada, coordinada y democrática; así se garantizará la seguridad y se protegerá la legitimidad de la lucha. Su representación central puede servir como alternativa al gobierno burgués.

Las asambleas estudiantiles constituyen actualmente la columna vertebral del movimiento; pero hasta mientras esta energía no llegue a la clase trabajadora, será insuficiente para derrocar al régimen. Los comités vecinales y los consejos obreros pueden expandir la revuelta aplicando la democracia de base. Estas formas de organización garantizarán la sostenibilidad de las acciones y, al mismo tiempo, pondrán los cimientos para la formulación abierta y colectiva de reivindicaciones sociales y políticas.

¡Democracia obrera! Debe haber total transparencia en las asambleas generales de los centros habitacionales, de formación y de trabajo, en sus debates, votaciones, la elección de delegados y la centralización de los comités. Con ello se preparará el terreno para la formación de un órgano nacional de poder que pueda presentarse como una alternativa al orden establecido y expropiar al gran capital.

¡Federación Socialista de los Balcanes!

Ante el colapso del Imperio Otomano, los partidos de la Internacional Obrera comenzaron a hablar de la federación de los Balcanes en 1910. Los partidos socialistas opuestos a la Primera Guerra Mundial propusieron la consigna de una federación socialista de los Balcanes en 1915. La Internacional Comunista la retomó, hasta que Stalin la convirtió en un instrumento de la diplomacia de la burocracia de la URSS y asesinó a muchos cuadros de los partidos yugoslavo y búlgaro.

Las manifestaciones en Serbia no son solo una crisis interna, sino que forman parte de una ola de movilizaciones en los Balcanes. Ante la regresión social y las tendencias autoritarias, se desarrollan protestas de la juventud y la clase trabajadora en Kosovo, Bosnia y Herzegovina y Grecia. Esto pone de evidencia la necesidad de solidaridad y coordinación regional.

El movimiento estudiantil y popular pone al día la necesidad de un partido obrero revolucionario en Serbia, así como de una internacional comunista en los Balcanes y en todo el mundo. La organización de las masas en lucha, la estrategia de la revolución permanente y la solidaridad internacional son las herramientas fundamentales que fortalecerán la lucha contra los regímenes autoritarios y capitalistas, no solo en Serbia, sino también en los Balcanes, Europa y Oriente Medio.

20 de agosto de 2025

Colectivo Revolución Permanente