¡Abajo la dictadura islámica de Irán!

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El 13 de septiembre, Mahsa Jina Amini, una joven que estaba de visita en Teherán con su familia, fue detenida en la calle por la policía de la moral porque le sobresalía del velo un mechón de pelo. «Las chicas que estaban en el furgón policial con Mahsa me llamaron para decirme que había sido maltratada físicamente por la policía», dijo su padre. Unas horas más tarde, fue trasladada en coma desde la comisaría donde estaba retenida al hospital, donde murió tres días después. Tenía 22 años.

Las manifestaciones estallaron inmediatamente, primero en su región natal del Kurdistán iraní, y luego se han extendido a más de 40 ciudades de todo el país, con la participación de un gran número de mujeres, jóvenes, ancianos, trabajadores y estudiantes, con gritos de : ¡Muerte al dictador! ¡Abajo la república islámica! ¡Mujeres, vida, libertad! ¡Ni el Sha ni el Ayatolá!

La represión es feroz: ya hay decenas de muertos, cientos de heridos y cientos de detenidos.

En 1978, estalló la revolución en Irán. La huelga general paralizaba la economía. Los movimientos guerrilleros atacaban a las fuerzas de represión. Una parte del ejército se sublevó y entregó las armas a la población. Comenzaron a formarse consejos obreros. El Shah acabó huyendo, su ejército y su policía se desmoronaron.

En 1979, los gobiernos que la burguesía intentó establecer fueron demasiado débiles para hacer retroceder a las masas. Entonces la fracción más atrasada de la burguesía iraní y de los terratenientes apostaron por el ayatolá Jomeini y los mulás musulmanes, que se oponían a las medidas modernizadoras aplicadas por el Sha. El clero chiíta fue capaz de movilizar, por un lado, a la población urbana pobre y por otro a los estudiantes, hijos de la burguesía. Además, Jomeini fue presentado como un progresista antiimperialista por las guerrillas pequeñoburguesas clericales (OMPI Muyahidines) pero también por el conjunto de los dirigentes del movimiento obrero: el partido «comunista» oficial (Tudeh), las guerrillas maoístas-castristas (Fedayines OGFPI y Peykar), las sectas estalinistas-maoístas e incluso el grupo «trotskista» (HKS). Esto impidió que el proletariado se pusiera al frente de la revolución.

El clero, apoyándose en lo que quedaba del aparato represivo del Sha y en bandas clericales-fascistas, dirigió una violenta contrarrevolución en 1979. Reprimió el movimiento femenino, las minorías nacionales, prohibió las huelgas, suprimió toda oposición y liquidó a miles de revolucionarios aprovechando la guerra contra Irak en 1980.

Esta dictadura sigue vigente, más de cuarenta años después, a pesar de las numerosas revueltas, todas ellas reprimidas sangrientamente. El alto clero se ha integrado en el capitalismo a través de «fundaciones» exentas de impuestos. El régimen acudió en ayuda de la sangrienta dictadura de Assad en Siria y consiguió salvarla. Las sanciones dictadas por el Estado norteamericano a quien afectan principalmente es a la población trabajadora.

En Irán, la tasa oficial de pobreza es del 46% de la población y la inflación ronda el 60%. La ira crece. En un intento de impedir cualquier movimiento, el presidente Raissi advirtió el pasado mes de julio que «hay que tomar medidas preventivas para evitar que los enemigos de Irán y del Islam dañen los valores y los fundamentos religiosos de la sociedad», reforzando así la represión con los esbirros del régimen. Las mujeres de la clase trabajadora y de la pequeña burguesía son especialmente objeto del acoso de la policía de la moral, mientras que se deja más tranquilas a las de gran burguesía.

Hoy, las mujeres trabajadoras, la clase obrera, los estudiantes y la juventud se levantan de nuevo contra la dictadura.

¡Solidaridad internacionalista con la lucha de las masas iraníes!

¡Por la libertad de las mujeres de llevar o no llevar el velo y de vestir como quieran!

Por el laicismo, por todas las libertades democráticas, por la liberación de los presos políticos.

¡Levantamiento de todas las sanciones de EE.UU. y fin de los asesinatos sionistas!

¡Por la indexación inmediata de los salarios al incremento del coste de la vida!

¡Abajo la dictadura islamista!

¡Huelga general! ¡Autodefensa de las manifestaciones!

¡Por un gobierno obrero y campesino en Irán!