De colonia británica a ”región especial” de la China capitalista
El Reino Unido ocupó Hong Kong durante la Primera Guerra del Opio contra el Imperio chino, entre 1839 y 1842. Y mediante el Tratado de Nankín se apoderó de ella.
La autarquía era la condición de continuidad de la antigua China. Una vez el aislamiento fue roto violentamente por Inglaterra, su disolución era inevitable … Inglaterra ha provocado la revolución en China. (Karl Marx, 14 de junio de 1853)
A pesar de la revolución de 1949 y de la expropiación del capital y de la gran propiedad terrateniente, resultado de la Guerra de Corea, los trabajadores nunca dirigieron China. El poder permaneció en manos de la burocracia estalinista.
La península de Hong Kong tiene 7,4 millones de habitantes. Antigua colonia inglesa, se convirtió en una megalópolis industrial, comercial y bursátil mucho antes de ser entregada a la República Popular de China en 1997. El estado chino integró perfectamente el enclave porque ya se había transformado en capitalista después del aplastamiento de la revuelta juvenil en 1989 y la decisión del gobierno chino de restaurar el capitalismo en 1992, mientras mantenía un partido único, para evitar la ruptura del estado como en la URSS. Hong Kong jugó un papel importante en la restauración del capitalismo en China por la burocracia estalinista. Por un lado, su existencia influyó en esa elección; por otro, sirvió como plataforma – lo mismo que Singapur, que se mantiene independiente – para la inversión extranjera en el continente (a menudo de los capitalistas de la diáspora Han), primero en las “zonas económicas especiales”, luego en el “mercado laboral” en toda la RPC.
La producción masiva de bienes y la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía son las características del capitalismo. La producción china ahora tiene por objetivo el valor de cambio. Los productores hoy venden su fuerza laboral y están preocupados por el desempleo. La opresión nacional y la existencia de ”monopolios” son las características de un estado imperialista. La China contemporánea alberga tres grandes bolsas de valores (Hong Kong, Shenzhen y Shanghai) y tiene muchas compañías capitalistas de tamaño internacional que han invertido mucho en el extranjero. La RPC mantiene dentro de sus fronteras por la fuerza a pueblos enteros: tibetanos, uigures. El ejército está desarrollando sus medios de intervención militar y tiene una base militar en África. La RPC es, por lo tanto, capitalista e imperialista de arriba abajo.
Políticamente, Hong Kong es claramente distinto del resto de China porque la población disfruta de algunos derechos democráticos, heredados de concesiones tardías de Gran Bretaña, mientras que Xi Jinping mantiene una capa de plomo en el continente; también incluye a muchos refugiados del continente, incluidos los ex ”Guardias Rojos” de 1966-1968 y manifestantes de 1989. Actualmente, China, en virtud de los acuerdos de 1997, tiene instalados allí de manera permanente cerca de 6.000 soldados.
La revuelta de los paraguas de 2014
En 2014, durante 74 horas, Hong Kong fue sacudida por un potente movimiento social. Los manifestantes, en su mayoría estudiantes universitarios y de secundaria, provistos de paraguas para protegerse de los gases lacrimógenos (de ahí el nombre de Movimiento de los paraguas) se rebelaron contra la voluntad del gobierno central de Pekín de interferir aún más en la designación del jefe del ejecutivo de Hong Kong, que actualmente es elegido indirectamente por un Colegio Electoral poco democrático.
Cada fin de semana, la ocupación de los barrios era masiva y popular, lo que demuestra que muchos trabajadores estaban disponibles para proteger a los jóvenes y movilizarse. La convergencia de la juventud educada y el proletariado de Hong Kong podría lograr elecciones libres, una victoria contra el gobernador y el estado chino, allanar el camino para la revolución socialista en toda China.
Pero el portavoz de la Federación de Estudiantes de Hong Kong, Alex Chow, se negó a convocar a los sindicatos de trabajadores a la huelga general y, por el contrario, se dirigió al gobernador. La segunda confederación sindical (Confederación de Sindicatos de Hong Kong) se vio obligada a realizar un gesto de solidaridad que se limitó a una huelga de 24 horas, la válvula de seguridad de todas las burocracias sindicales del mundo. Mientras tanto, la burocracia de la principal organización sindical (Federación de Sindicatos de Hong Kong), vinculada al estado burgués chino, avaló la represión de la policía local contra los estudiantes.
El proyecto finalmente se abandonó, dejando la situación como está. En marzo de 2017, Carrie Lam, una alta funcionaria, fue elegida directora ejecutiva de la «región administrativa especial» por el Colegio electoral (777 votos de 1.194 votantes) con el acuerdo de Pekín.
Las masas se oponen a las autoridades de Hong Kong y al PCCh
Los servicios secretos chinos no se privan de secuestrar activistas, editores, abogados e incluso empresarios señalados por Xi. Pero eso no es suficiente para el régimen despótico. A principios de febrero de 2019, el gobierno local quiere permitir extradiciones judiciales. La mayoría de los hongkoneses ve en ello la posibilidad de que Pekín juzgue en el continente a los opositores, antiguos o recientes. El 31 de marzo, un primer evento reúne a 10.000 personas; el 28 de abril a 100.000. En cada ocasión, Lam mantiene el proyecto de ley enmendado y confirma su adopción por el órgano parlamentario (Consejo Legislativo) antes del verano.
El domingo 9 de junio, una manifestación de un millón de personas atraviesa la metrópoli y se dirige al Consejo Legislativo. Los manifestantes reclaman el abandono del proyecto de ley, que debe aprobarse en segunda lectura el 12 de junio. En la noche del 9 de junio, la policía local reprime a los jóvenes. El 12 de junio por la mañana vuelve a haber una manifestación masiva frente al Consejo Legislativo. La policía usa balas de goma y hiere a varios manifestantes, algunos de ellos cuando tratan de entrar en el parlamento. Incentivados por este primer éxito y afectados por la muerte accidental de un manifestante caído de un andamiaje, el 16 de junio ya son 2 millones los manifestantes. A pesar de la suspensión del proyecto el 15 de junio, los manifestantes no aflojan. El 1 de julio, día festivo y conmemoración de la retrocesión (transferencia de soberanía) a China, hay una nueva manifestación todavía numerosa de 500.000 personas. Un sector decidido se dirige al Consejo Legislativo, entra al edificio, ataca los símbolos de la República Popular y despliega una bandera … de la era colonial.
Lam, para intentar calmar las aguas, anuncia la suspensión del proyecto. Después de este acontecimiento, las manifestaciones continúan y marcan la vida cotidiana del enclave con reuniones nocturnas y manifestaciones cada fin de semana.
Ahora los manifestantes exigen, además de la retirada del proyecto de ley y la renuncia de la directora ejecutiva, una investigación independiente sobre la violencia policial, el sobreseimiento de las causas judiciales contra los acusados de disturbios (amenazados con 10 años de prisión ) y los manifestantes detenidos, además de elecciones por sufragio universal. El lema «Liberad Hong Kong, el tiempo de la revolución» se grita en cada concentración.
Pero, más allá de estas legítimas reivindicaciones, falta una perspectiva política que los vincule con el combate pasado y presente de los trabajadores y la juventud de toda China. De hecho, las libertades democráticas de la población están en completa oposición co el gobierno del partido único de la burguesía imperialista china.
Lam reprime, Pekín amenaza
El 21 de julio, unos mafiosos pertenecientes a las tríadas (que ya desempeñaban un papel auxiliar de la burguesía china y el Kuomintang antes de la revolución china) atacan en el metro a los manifestantes que regresan a casa, sin que la policía intervenga. Esto intensifica la revuelta contra el gobierno local y el poder central. Se asedia brevemente una comisaría de policía, se levantan barricadas de bambú en el centro de la ciudad, se lanzan ladrillos y cócteles molotov a la policía. Además, se arrojan banderas chinas al puerto. El gobierno chino presenta a los manifestantes como un «puñado de alborotadores manipulados por Occidente», utiliza argumentos nacionalistas, amenaza: la televisión en manos del PCCh transmite imágenes de 12.000 policías antidisturbios equipados con helicópteros entrenando en la provincia de Guangdong (Cantón), así como convoyes militares que se dirigen a Hong Kong. Ignorando estas amenazas, muchos habitantes de Hong Kong se manifestaban en agosto al grito de «Hong Kong libre». Se respira en el ambiente la posibilidad de que los trabajadores se incorporen a la lucha.
La sorpresa vino de Wong Tai Sin, un barrio popular más al norte, donde los manifestantes también se enfrentaban con la policía la noche del sábado 3 de agosto. Poco después de la medianoche, cuando la policía intentó realizar detenciones, más de un centenar de residentes del barrio vinieron a apoyar a los manifestantes, obligando a la policía a retirarse. (Le Monde, 3 de agosto)
El 4 de agosto, Lam promete que “el gobierno será firme para mantener la ley y el orden”.
La huelga general del 5 de agosto
El 5 de agosto, los dirigentes del movimiento llaman a una huelga general. Una central sindical hace de todo para impedir que los asalariados se unan a los jóvenes; la otra se limita a una jornada de acción de 24 h.
La Confederación de Sindicatos de Hong Kong, una organización obrera pro-democrática de 160.000 afiliados, ha convocado una huelga para el lunes, mientras que la Federación Sindical de Hong Kong, una organización pro Pekín, ha instado a los trabajadores, especialmente a los del transporte, a trabajar normalmente para no paralizar la ciudad. (New York Times, 5 de agosto de 2019)
El cese del trabajo afecta a los transportes urbanos, la administración, los aeropuertos, los bancos … Esta es la primera vez que Hong Kong experimenta una huelga de esta magnitud. Los asalariados se unen a las manifestaciones. Los matones de las tríadas intentan nuevamente atacar los cortejos, pero esta vez los manifestantes armados con palos los repelen. La policía hace un uso creciente de las balas de goma y los proyectiles de gas y detiene a más de 100 personas. En total ya son más de 420 manifestantes detenidos en estos dos meses.
En Pekín, el representante de la oficina de los asuntos de Hong Kong y de Macao declara:
China no será débil con los que infringen la ley. No subestiméis jamás la firme determinación y la potencia inmensa del gobierno central… Quien juega con fuego se quema mortalmente. (Yang Guang, 6 de agosto)
Paralelamente, los partidos burgueses liberales y el clero cristiano de la península frenan el movimiento e intentan limitarlo a la presión sobre Lam.
Vestidos con el atuendo emblemático de la protesta, una camiseta negra y un casco amarillo, dos jóvenes y una joven con máscaras presentaron esta nota de prensa, la primera también formal. «Llamamos al gobierno a restablecer el poder del pueblo y responder a las reivindicaciones de los ciudadanos de Hong Kong», dijeron, asegurando que ninguno de ellos hablaba en nombre de ningún movimiento o partido político. (AFP, 6 agosto)
Los trabajadores deben ponerse a la cabeza de este movimiento
De hecho, los trabajadores están mucho más presentes que en 2014. Para que esta lucha salga victoriosa, la clase trabajadora debe tomar la iniciativa del movimiento y unirse con la del continente. El movimiento debe extender las consignas a las reivindicaciones sociales y a toda China para no caer en la trampa del separatismo nostálgico de la opresión colonial.
Esto es lo que teme el gobierno de Xi Jinping, que juega a la división entre el pueblo de Hong Kong y el resto de China, y utiliza el miedo a la manipulación extranjera en un momento en que Estados Unidos está librando una guerra comercial contra el imperialismo rival. Sin embargo, Trump llama a los manifestantes a permanecer pacíficos.
Para construir un partido obrero revolucionario capaz de dirigir la lucha, los núcleos nacidos de la lucha de clases y los marxistas deben unirse y plantear la cuestión del poder en toda China, tender la mano a los trabajadores de Japón, Corea, etc.
- ¡Huelga general hasta la retirada de la ley de extradición!
- ¡Liberación de todos los presos políticos! ¡Sobreseimiento de todas las causas contra los manifestantes!
- ¡Disolución de los cuerpos represivos! ¡Servicios de orden y autodefensa en las manifestaciones y huelgas! ¡Comités de acción y huelga en barrios y empresas! ¡Elección de delegados y centralización de los comités en un comité central de lucha!
- ¡Libertades democráticas en toda China! ¡Derecho a constituir sindicatos y partidos obreros! ¡Derecho de huelga y manifestación! ¡Derechos de las minorías nacionales a la autodeterminación!
- ¡Aumento de salarios y reducción del tiempo de trabajo, expropiación de los grupos capitalistas! ¡Vivienda digna para todos!
- ¡Abajo el gobierno de Xi Jinping y su títere Carrie Lam! ¡Disolución del «Colegio Electoral» y abolición del cargo de «Jefe Ejecutivo»! ¡Revocabilidad de los diputados y remuneración al nivel salarial de los trabajadores!
- ¡Gobierno de los trabajadores desde Hong Kong hasta Pekín! ¡Estados Unidos Socialistas de Asia!
CoReP (Alemania, Austria, Canadá, Francia, Turquía)