¡Detención inmediata de la guerra israelí contra Gaza!
¡Palestina: una sola, laica y socialista!

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¡Palestina: una sola, laica y socialista!

Israel lleva adelante una guerra permanente contra los árabes de Palestina porque es un Estado colonial desde que fue concebido por el nacionalismo judío (muy minoritario allí antes del exterminio de los judíos de Europa por el Estado burgués racista alemán). Israel es un Estado basado desde su nacimiento en la expulsión de los habitantes no judíos de Palestina y en el terrorismo a gran escala contra ellos, un Estado que nunca garantizará la seguridad de los propios judíos.

Esta violencia y opresión se manifiestan diariamente en el exilio de millones de personas, la discriminación de los árabes en Israel, la colonización que continúa en Jerusalén y Cisjordania, la edificación de un muro de purificación étnica de 700 kilómetros, el asentamiento de 1,7 millones de personas en el gueto de 360 km2 de Gaza, los encarcelamientos por millares…

Periódicamente, el colonialismo sionista golpea de manera aún más abierta y violenta a través de asesinatos selectivos e incursiones de un Estado burgués sobre-armado (incluyendo el desconocimiento de todos los tratados internacionales y la posesión de la bomba atómica):

  • en junio del 2006: 7 muertos israelíes y 200 muertos palestinos
  • en diciembre del 2008-enero del 2009: 13 muertos israelíes y 1.300 muertos palestinos
  • en noviembre del 2012: 6 muertos israelíes y 163 muertos palestinos
  • en junio-julio del 2014…

La desigualdad del armamento defensivo y ofensivo, la desproporción de las víctimas, muestran quién domina, oprime y ataca, cualquiera sea el incidente que sirve de pretexto. Así pues, Sderot es presentado por la propaganda sionista como una ciudad mártir. En realidad, no hay ninguna víctima israelí en el 2014en Sderot; por el contrario, algunos de sus habitantes se instalan sobre las colinas con sillones y tablas para gozar del espectáculo del bombardeo de Gaza (130 muertos en dicha fecha). El nacionalismo y el militarismo sirven en Israel para ocultar la lucha de clases mientras los capitalistas explotan a los trabajadores y las desigualdades aumentan.

Sin embargo, los estados imperialistas, incluso si son rivales y si se enfrentan de manera intermediada en Siria, Irak y Afganistán, temen la desestabilización de los regímenes burgueses locales y el asalto de la revolución social que se esbozó en Túnez en 2010 y en Egipto en 2011. De allí, los llamados de los dirigentes occidentales «a la moderación».

Del mismo modo, por prudencia, la Junta Militar egipcia, que es, como Israel, un aliado del imperialismo norteamericano, debió entreabrir la frontera a las víctimas de Israel. Y el gobierno islamista turco, otro aliado del imperialismo norteamericano, se ha visto obligado a suspender su aproximación a Israel.

Al Fatah es ahora tan dependiente del imperialismo que el Gobierno Abbas de Cisjordania colaboró con Netanyahou después del asesinato de 3 jóvenes colonos, mientras que el Ejército israelí intervenía en junio en su territorio (12 palestinos asesinados). Sólo la reanudación de la ofensiva contra Hamas, Cisjordania y Gaza fue a poner fin a la tregua que habían respetado desde 2012.

Los trabajadores y los jóvenes palestinos no pueden confiar en una supuesta comunidad árabe o musulmana, ya que todas las burguesías vecinas los traicionaron o los traicionarán.

  • La monarquía jordana y el régimen nacionalista sirio del Baas aplastaron, respectivamente, en 1970 y 1976, a la resistencia palestina dirigida por la OLP, en unas fechas en que Israel favorecía a los islamistas.
  • En todas las monarquías del Golfo se sobreexplota a los trabajadores palestinos como a los demás inmigrantes.
  • En Líbano, Siria y Jordania, se encierra a los palestinos en campos de refugiados.
  • El régimen islamista iraní de Khamenei y Rohani liquidó físicamente a los revolucionarios, oprime a sus propias minorías nacionales y comenzó a acercarse del imperialismo norteamericano desde el 2013, en su propio interés y sin que la suerte de los palestinos haya constituido un obstáculo para ello.
  • La monarquía de Bahrein aplastó la huelga general y destrozó a los manifestantes en marzo de 2011.
  • El gobierno islamista turco de Erdogan reprime el 1 de mayo, encarcela a miles de militantes revolucionarios y oprime al pueblo kurdo.
  • El Presidente islamista Morsi reconoció a Israel, el mariscal Sissi participa en el bloqueo a Gaza, reprime a su propio pueblo y encerró en sus prisiones entre 1000 y 2000 jóvenes revolucionarios.

Las monarquías salafistas del Golfo arabopersíco, los ayatollahs de Irán, los jefes del Hamas de Palestina, tienen en común ser bien más eficaces para enriquecerse, oprimir a las mujeres y a los jóvenes, prohibir los sindicatos y las huelgas, defender la propiedad privada… que para luchar contra el sionismo y las potencias imperialistas.

Los palestinos no pueden contar más que con la clase obrera mundial para defenderlos. Todas las organizaciones que se reclaman de los trabajadores y del socialismo deben exigir:

  • ¡Alto inmediato de los bombardeos a Gaza y de las incursiones militares en Gaza y Cisjordania! ¡Supresión del bloqueo a Gaza y Cisjordania! ¡Libertad de circulación para los palestinos en todo el mundo!
  • ¡Destrucción del muro del apartheid! ¡Liberación de todos los presos palestinos! ¡Derecho al regreso de los refugiados y de sus descendientes!
  • ¡Ningún arma, ninguna ayuda militar a Israel! ¡Retirada de las tropas imperialistas de Afganistán, Líbano e Irak, retirada de la flota militar norteamericana del Mar Mediterráneo y del Océano Índico, y cierre de las bases militares imperialistas en toda el Asia Occidental!

Ayudar a los palestinos exige luchar para derrocar a todos los gobiernos que, en los Estados Unidos, Europa y Medio Oriente, sostienen al Estado sionista.

La burguesía palestina, sea panárabe (Fatah) o islamista (Hamas), no puede liberar a Palestina porque siempre ha preferido la colaboración con los Estados burgueses vecinos a la movilización de los trabajadores de las ciudades y el campo de toda la región, que habría desembocado en el emplazamiento a la propiedad privada. La burguesía palestina, al predicar la unidad engañosa de todos los árabes o de todos los musulmanes, se reveló incapaz de dirigirse a la clase obrera de la región y de los países imperialistas. Por eso el pueblo trabajador palestino debe romper con todos los liderazgos burgueses y pequeño-burgueses, para construir su movimiento de masas y construir su partido revolucionario.

Sólo la clase obrera puede liberar a los árabes palestinos. Para desempeñar este papel, los trabajadores deben unificarse a nivel internacional, cualquiera que sea su nacionalidad, su etnia, su religión.

Si los partidos obreros revolucionarios realizan este objetivo, la revolución social anti-capitalista de toda la región instaurará una Palestina laica, multiétnica, en la cual podrán vivir juntos árabes y judíos, musulmanes, israelíes, cristianos y ateos. El Gobierno obrero y campesino de la Palestina unificada no puede nacer sino sobre las ruinas del Estado colonizador, racista, belicista y colonialista, instrumento del imperialismo en Medio Oriente. Expresión del poder de los Consejos de trabajadores, el Gobierno obrero y campesino suprimirá las fronteras heredadas de la colonización y abrirá la perspectiva de la Federación Socialista del Medio Oriente.

¡Proletarios de todos los países, uníos!

13 de julio de 2014
Colectivo Manuel Agustín Aguirre (Ecuador)
Colectivo Marxista Internacionalista (Colombia)
Colectivo Revolución Permanente (Francia, Austria, Perú)
Boletín Movimiento al Socialismo (Rusia)