¡Abajo la represión! ¡Frente único de las organizaciones obreras para defender las manifestaciones! ¡Huelga General para demoler el Gobierno PT-PMDB!

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Manifestaciones masivas contra el aumento del precio del transporte

El 6 de junio en São Paulo, el aumento del precio del billete de autobús de 3 a 3,2 reales (o sea de 1,05 a 1,12 euros) desencadenó una aglomeración espontánea de algunos centenares de manifestantes. Ésta fue reprimida y dispersada muy brutalmente por la Policía Militar, causando varias decenas de heridos. Fue el inicio de un movimiento de masas contra la miseria y la corrupción generadas por el capitalismo.

En solidaridad y por las mismas razones, a partir del 16 de junio, cientos de miles de jóvenes y trabajadores desfilaron en las calles de las principales ciudades para oponerse al aumento del billete de autobús. El 17 de junio las demás ciudades afectadas por el aumento de los billetes públicos veían nacer concentraciones poderosas. Y a pesar del retroceso de los gobernadores y alcaldes que a partir del 19 de junio cancelaron el aumento del billete, en particular en las ciudades dirigidas por el Partido de los Trabajadores (PT) en el gobierno, el movimiento chocó violentamente con las fuerzas de la policía en cuanto se manifestó frente a los edificios del Estado burgués (Municipios, Parlamento, Ministerios…). La Policía Militar procedió a cientos de detenciones, produjo decenas de heridos. Varios manifestantes fueron muertos. A pesar de la represión, el movimiento tomó un carácter de masas, reuniendo más de 1 millón de manifestantes el jueves 20 de junio.

Una asociación, el Movimiento Pase Libre (MPL), está en el origen de las manifestaciones en São Paulo. Vinculado al Foro Social Mundial, el MPL nació en 2003 para luchar por la gratuidad del transporte público. Funciona en el modelo de los Indignados, que rechazan los partidos y sindicatos y se niegan a distinguir entre las clases sociales. Pero la cuestión de fondo actualmente es, que si bien coloca en escena y sin distinción a los estudiantes, a los trabajadores asalariados, a los desempleados, a los trabajadores independientes empobrecidos por el capital, es, por el momento, un movimiento sin perspectiva política. Los fascistas aprovecharon para combatir a los militantes obreros que llevaban sus banderolas a las manifestaciones. Los fascistas y los partidos burgueses tradicionales también aprovecharon para dar un tinte nacionalista a las manifestaciones y para propalar sus lemas reaccionarios contra el aborto o por la pena de muerte. Esto le hizo el juego a la Policía Militar (con sus provocadores de civil) que aporrea, dispara gas lacrimógeno y balas de goma. El MPL y su programa democrático pacifista son incapaces de garantizar la satisfacción de las reivindicaciones de los explotados en Brasil y la protección de los que se manifiestan.

Diez años de poder capitalista dirigido por el PT y sus aliados burgueses

Esta ebullición de la movilización, la primera a esta escala en más de veinte años, se hizo sobre bases espontáneas claras como la lucha contra el aumento del precio del transporte público y las inversiones asombrosas para la Copa del Mundo de fútbol de 2014. Pero en algunos días, las reivindicaciones contra la corrupción de los parlamentarios, contra la degradación de los servicios públicos (salud, educación…) y contra el alza general de los precios sin que los salarios los iguales, implicó a amplias masas.

A pesar de las promesas hechas durante años por el «Presidente de los pobres», Lula, candidato del Partido de los Trabajadores elegido en 2002 en primera vuelta, la desigualdad social permanece entre las más elevadas del mundo (índice Gini de 0,57). Ninguna reforma agraria ha devuelto la tierra a los campesinos pobres, el salario ha aumentado poco (el salario mínimo es 675 reales, unos 240 euros) mientras que la Asamblea Nacional votó en 2011 un aumento del 62% en los pagos a los diputados y la Amazonía y su población india permanecen expuestos al saqueo y la destrucción. Al ceder su lugar a su delfina del PT, Dilma Rousseff, elegida en 2010, Lula dejó un Estado corrupto con el PT mezclado en los negociados más indecentes. Rousseff, al aliarse a partidos burgueses como el PMDB, prosiguió la misma política al servicio de la burguesía brasileña «emergente», que dispone de un tren de vida fastuoso y de pretensiones imperialistas a escala del continente. Defendiendo a su burguesía, la Presidenta Rousseff desempeña el mismo papel que Kirchner, Mujica, Correa, Morales y Maduro, partidarios del capitalismo en América Latina.

Como el SACP y el COSATU, que forman con el ANC burgués un Gobierno que hizo tirotear en agosto de 2012 a los mineros en huelga en Sudáfrica, el PT no ha dejado de servir a los explotadores y de concluir alianzas con sus partidos. La dirección de la principal central sindical del país, la CUT (Confederación Unitaria de los Trabajadores), está directamente vinculada al PT y siempre ha aceptado la colaboración con los planes de los Gobiernos de Lula y Rousseff, manteniendo a la clase obrera en la colaboración de clases. Por ello acaba de firmar una carta a la Presidenta Rousseff para entablar negociaciones. La política de frente popular del PT y la CUT organizó la derrota de las huelgas y las luchas obreras y campesinas para mayor beneficio de los grandes propietarios de la 7ma. potencia económica mundial.

¡Frente único obrero para liberar a todos los detenidos y defender a los manifestantes jóvenes y asalariados! ¡Los partidos y sindicatos obreros deben llamar a la Huelga General Indefinida hasta la victoria!

Bajo pretexto de «apoliticismo», la dirección inicial del movimiento favorece la prohibición de las organizaciones obreras y rechaza toda auto-organización defensiva en forma de servicio de orden contra los ataques de la policía. Al pretender rechazar a todos los partidos políticos, los organizadores «indignados» de las manifestaciones permiten a las direcciones sindicales y a los partidos que se reclaman de los trabajadores (PT, PCB, PCdoB, PSOL, PSTU) esquivar sus responsabilidades.

Es necesario por tanto que las organizaciones obreras cesen su apoyo al poder existente. Es urgente que los trabajadores y la juventud en lucha exijan el frente único de los partidos y sindicatos obreros para defender las reivindicaciones y para que estas organizaciones llamen a la Huelga General. Ante la potencia de las manifestaciones que no cesan, las direcciones sindicales plantean hoy la perspectiva, para el 11 de julio, de una huelga de 24 horas, para intentar retomar el control del movimiento y encerrarlo en la táctica de las «jornadas de acción» para salvar al Gobierno burgués: «no es una Huelga General» (Pereira da Silva, Fuerza Sindical, El Mundo, 26 de junio).

Pero existe un riesgo para la burguesía como para todos los que quieren protegerla. Que los centenares de miles de manifestantes, los millones de trabajadores asalariados, impongan la huelga de masas de todas las ramas de actividad, de todos los Estados del país, para derribar al Gobierno, a su política capitalista y a su policía.

Sólo la clase obrera y la juventud, con los métodos de la revolución proletaria, son capaces de demoler al Gobierno, de arrancar las conquistas y de abrir la perspectiva de un Gobierno Obrero y Campesino. La organización de asambleas generales en los barrios, en las universidades y en los lugares de trabajo es la tarea de la hora para establecer todas las reivindicaciones y las milicias de autodefensa de las movilizaciones contra el poder, y para dirigir la Huelga General. Tales asambleas deberán elegir delegados y centralizarse en una dirección nacional. Tales asambleas y sus delegados no pueden ignorar a los sindicatos y rechazar a los partidos que se reclaman de la clase obrera. Al contrario, el movimiento debe organizarse para ponerlos a su servicio, o destaparlos como traidores, exigiendo de ellos que rompan con el Gobierno burgués de Rousseff, que retomen las reivindicaciones de la clase obrera y la juventud. Por estas razones, la Huelga General de todos los asalariados está a la orden del día. La huelga indefinida, centralizada a través de sus delegados reunidos en una dirección nacional, puede permitir demoler al Gobierno responsable de la represión y explotación capitalistas.

¡Por un Gobierno Obrero y Campesino! ¡Por la construcción de un partido revolucionario!

La ilusión que difunden el MPL y todas las organizaciones reformistas y centristas es que demandas como la gratuidad del transporte pueden ser duraderamente satisfechas en el marco del capitalismo. Para el MPL bastaría con charlar y ejercer presión, para los partidos reformistas bastaría votar por ellos y luego confiar en sus cargos electos en el marco del parlamentarismo burgués. El fracaso de la dirección de los «indignados» en España, Grecia y los Estados Unidos, el fracaso de los partidos obreros burgueses y de las burocracias sindicales de Europa, debe poner en guardia a todos los trabajadores y los jóvenes que luchan en Brasil. No hay ninguna salida en el marco podrido del capitalismo. La clase social dominante, su Estado, su policía, su ejército y su justicia, no dejarán nunca su lugar de manera pacífica, de buena fe. Es necesario tomar el poder.

La lucha permitió cancelar la subida de los precios de los billetes. Para arrancar la gratuidad del transporte, el primer paso es expropiar a los capitalistas del sector e instaurar el control obrero en estas empresas. La constitución de Comités de Barrio, de Comités de Fábrica, de Comités de Facultad… puede abrir la vía a la expropiación generalizada de los grandes capitalistas, extranjeros y nacionales. Para hacer frente a la inflación y obtener el aumento de salarios, es necesario que todos los explotados luchen por la escala móvil de los salarios. Pero solamente un poder obrero y campesino, apoyado en los Comités y en el armamento del pueblo, puede satisfacer completamente estas demandas y abrir la vía a la Federación Socialista de Sudamérica y de todo el continente.

Es por eso que la tarea de agrupar a los militantes de vanguardia en un partido comunista revolucionario y una Internacional obrera armada del programa de la revolución permanente, es una urgencia.


23 de junio 2013

Buró Internacional del Colectivo Revolución Permanente