8 de marzo: día internacional de las mujeres trabajadoras

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¡TRABAJADORAS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!

La opresión y sobreexplotación de las mujeres, en un grado u otro, es un hecho generalizado en todos los países del mundo. Desde que existe, el capitalismo se beneficia de la subordinación social de las mujeres, ya que es un instrumento de división de la clase trabajadora que le permite disponer de una masa de mano de obra «flexible», educada para la sumisión y a precio de saldo. Por eso, la opresión sobre la mujer, especialmente sobre la trabajadora, no desaparece y solo se amortigua como resultado de grandes luchas sociales.

En la actualidad, las corrientes políticas más reaccionarias, las que pretenden acabar con todas las conquistas sociales de más de un siglo de luchas obreras, declaran también la guerra abierta a los derechos conquistados por las mujeres: desde Donald Trump en EEUU hasta los ayatolláhs de Irán, pasando por los partidos fascistoides europeos, Bolsonaro en Brasil o Rodrigo Duterte en Filipinas. Apoyados en las viejas religiones patriarcales, Biblia o Corán en la mano, utilizan la ideología misógina y machista, la xenofobia, el racismo y la homofobia para desviar hacia chivos expiatorios el descontento social.

En los últimos años, en algunos países como Polonia, España, Argentina, Brasil o Irán, se han masificado las movilizaciones de mujeres por la igualdad social y política, en defensa del derecho al aborto y al control de sus cuerpos y sus vidas o por la igualdad salarial. En un marco de empeoramiento constante de las condiciones de vida de las clases trabajadoras, en el que las mujeres se llevan la peor parte, el corsé descompuesto del feminismo burgués y pequeño-burgués se ha empezado a romper parcialmente. Comienzan a abrirse paso naturalmente las reivindicaciones específicas de las mujeres obreras, de las migrantes, de las minorías étnicas y las que afectan al conjunto de la clase obrera frente a sus explotadores.

Frente al feminismo de la «sororidad» – que practica la guerra de sexos y al que solo le preocupan las relaciones interpersonales – se desarrolla un “feminismo clasista”, como se le está llamando, tomando como soporte a algunas organizaciones y sindicatos obreros minoritarios. La lucha de clases se abre paso, por fin, dentro del feminismo, poniendo a la vista la imposibilidad de reconciliar los intereses de las mujeres de los consejos de administración con las obreras de las líneas de producción de sus empresas o con las camareras de piso de los hoteles de lujo donde se alojan durante sus viajes de negocios.

No obstante, en ausencia de alguna organización auténticamente revolucionaria que plantee un programa de clase coherente, los objetivos y métodos del nuevo movimiento son a menudo contradictorios y confusos y difícilmente podrán escapar al influjo de la ideología dominante del feminismo interclasista.

Nosotros consideramos que es una obligación y una necesidad que toda la clase obrera y sus organizaciones se comprometan activamente con la defensa de la libertad e igualdad de la mujer en todos los terrenos, en la defensa de su derecho al control de su vida, su cuerpo y su capacidad reproductora y en la defensa de todas las reivindicaciones específicas como trabajadoras especialmente explotadas y sometidas.

Consideramos también que solo una visión programática global que incorpore el objetivo de acabar definitivamente con la sociedad de clases – que es la base de toda opresión – puede dar a la lucha por la liberación de la mujer trabajadora el enfoque que la unifique como parte integrante de la liberación definitiva de toda la clase obrera.

  • Contra todo tipo de discriminación y opresión ejercida sobre las mujeres.
  • Por el reparto del trabajo entre todas y todos, con reducción de la jornada y sin reducción salarial, hasta acabar con el paro.
  • Contra el trabajo precario y por la igualdad salarial real entre hombres y mujeres.
  • Salarios, subsidios i pensiones que permitan una vida digna para todas las trabajadoras y los trabajadores.
  • Servicios públicos suficientes, gratuitos y de calidad para el cuidado de niños, enfermos y dependientes.
  • Por una vivienda digna para todas las trabajadoras y trabajadores.
  • Por una escuela pública universal, laica, gratuita y coeducadora. Por la eliminación inmediata de la religión en la escuela y contra la financiación pública de la escuela privada.
  • Por una educación sexual científica centrada en el amor y el respeto de la libertad sexual propia y de los demás.
  • Contra todo tipo de financiación directa o indirecta a ninguna confesión religiosa.
  • Por los anticonceptivos y el aborto libres y gratuitos a cargo de la sanidad pública. Por la defensa de la sanidad pública, universal, gratuita y laica. Por el respeto y tratamiento médico adecuado de las patologías específicas de la biología femenina y de las enfermedades feminizadas.
  • Contra la cosificación y mercantilización de la mujer. Por la prohibición y persecución del proxenetismo. Por la prohibición de los “vientres de alquiler”.
  • Por el derecho a migrar libremente y con seguridad para todas las trabajadoras, trabajadores y jóvenes en formación. ¡Abajo todos los muros y las fronteras!
  • Contra la justicia machista. Depuración de todos los jueces y juezas reaccionarios. Por una justicia no sexista donde los jueces y juezas sean elegibles y revocables por los consejos de trabajadores y trabajadoras.
  • Por una sociedad sin clases, sin explotación y sin opresión. Por el Socialismo.

8 de marzo 2020

CoReP (Alemania, Austria, Canada, Estado Español, Francia, Turquía)

Fração Trotskista – Vanguarda Proletária (Brasil)