Imperialismos norteamericano, europeo, ruso, ¡fuera de Ucrania!

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A partir de noviembre, el Presidente ucraniano Viktor Yanukovich fue enfrentado por importantes manifestaciones de varios centenares de miles de manifestantes. Después de haber hecho tirotear a la multitud, huyó del país. Los dirigentes imperialistas de Rusia, Alemania y los Estados Unidos intervienen abiertamente.

Una independencia burguesa artificial

Los trabajadores de Ucrania y Crimea sufrieron el régimen estalinista, de fines de los años veinte a los años ochenta, como productores sujetos a la dominación de la burocracia oficial, y también como ucranianos o como tártaros. Sufrieron en 1941 la invasión imperialista alemana, cuando los nazis colonizaron el país, redujeron a sus habitantes a la esclavitud y exterminaron a la minoría judía que había sido salvada por el Ejército Rojo en 1920 de los pogromos de los nacionalistas burgueses ucranianos o de los contrarevolucionarios rusos antisemitas, ayudados por el ejército imperialista francés y el ejército imperialista británico.

A falta de una Internacional obrera revolucionaria, los productores de los países de economía colectivizada no pudieron expulsar a la burocracia usurpadora de esos países de economía planificada, a pesar de varias tentativas heroicas (en particular en Alemania del Este en 1953, en Hungría en 1956 y en Polonia en 1971).

Con el restablecimiento del capitalismo por la burocracia estatal y el estallido de la URSS a principios de los años noventa, los nuevos capitalistas («oligarcas») saquearon la propiedad colectiva al mismo tiempo que la gran delincuencia reaparecía. La privatización condujo al hundimiento del nivel de vida de los trabajadores, a la reducción de la esperanza de vida, a la profundización de las desigualdades. No obstante, Ucrania conserva una protección social relativamente generosa en comparación a países similares, aunque los salarios son relativamente bajos (inferiores a los de Rumania y Bulgaria).

En la burocracia, había corrientes pro-burgués, incluso pro-fascistas.

La dislocación de la URSS hizo reaparecer abiertamente toda clase de organizaciones nacionalistas burguesas, que van de las «liberales» pro-occidentales a las fascistas. La independencia política de 1991 respondió a las aspiraciones nacionales sin que el nuevo Estado capitalista pudiera escapar a la atracción contradictoria del imperialismo ruso reconstituido, que intenta mantener una zona de influencia, y el imperialismo alemán, al que la desaparición de la URSS y el COMECON han abierto oportunidades hacia el este.

Alemania es demasiado grande para limitarse a comentar los asuntos del mundo. (Frank-Walter Steinmeier, Ministro del SPD de Asuntos Exteriores, 30 de enero de 2014)

Ucrania fue sacudida por la crisis capitalista mundial de 2008 – su PIB cayó un 15% en 2009 – pero los imperialismos de Europa Occidental y ruso la ayudaron en masa, tanto para que salve sus bancos como para que continúe exportando su gas.

Este país se ha convertido en teatro de conflicto entre, por una parte, Estados Unidos y la Unión Europea, y por otra parte Rusia. Es así que la negativa del Presidente ucraniano Viktor Yanukovich, el 21 de noviembre, probablemente bajo la presión de Rusia, a firmar con la Unión Europea un Acuerdo de Asociación negociado desde hace siete años (con supresión de aranceles aduanueros, privatizaciones, reducción de gasto público, dislocación del derecho al trabajo…) no fue del gusto de los imperialismos occidentales. Tal acuerdo con la UE era, con todo, la continuación de la política efectuada por todos los gobiernos ucranianos al menos desde la independencia de Ucrania, incluido Yanukovich, sobre el fondo de la corrupción a todos los niveles del poder.

Pero el partido de Yanukovich, el Partiya regioniv (Partido de las Regiones), que obtuvo 35% de los votos en 2010 es una camarilla de oligarcas que se inclina por la alianza con la burguesía rusa. El Presidente prefirió firmar el 17 de diciembre un acuerdo con Putin, al parecer más generoso.

No está vinculado a ninguna condición, ni a un alza, ni a una reducción, ni a una congelación de la cobertura social, de las jubilaciones, de las recursos o los gastos. (Putin, 17 de diciembre)

El Estado ruso proponía comprar 15 mil millones de dólares de deuda ucraniana sin condiciones, disminuir un tercio las tarifas de distribución del gas, en la perspectiva de una aproximación con la Unión Eurasiática (Rusia, Bielorrusia, Kazajistán) de Putin. Lo cierto es que Ucrania realiza el 40% de sus intercambios con las Repúblicas de la antigua URSS y un 20% con la Unión Europea.

Una aspiración a las libertades democráticas confiscada por otras camarillas capitalistas

El rechazo a este acuerdo, así como la corrupción generalizada a la cabeza del Estado ucraniano, desencadenó las manifestaciones el 21 de noviembre, en primer lugar de la juventud, luego de otros estratos de la población.

El levantamiento fue masivo, en primer lugar pacífico, llevado por la ilusión de que la Unión Europea les ofrecería un mejor nivel de vida y mayor libertad, y se desarrolló masivamente tras la represión de la Berkut (las fuerzas especiales, ampliamente infiltradas por los grupos fascistas) el 30 de noviembre, cuando se encarceló a cientos de manifestantes.

El movimiento entonces creció, los manifestantes ocuparon la plaza Maidan (plaza de la Independencia) en Kiev, más en respuesta a la represión que al acuerdo con la UE. Las consignas eran múltiples y contradictorias, algunas eran la expresión legítima de la defensa de las libertades democráticas y del rechazo a la dominación extranjera, otras eran reaccionarias y xenófobas, pero todos los manifestantes, aunque por razones distintas, pedían la dimisión de Yanukovich. Las manifestaciones reunieron a 300.000 personas.

El 1 de enero, uno de los partidos participante de las manifestaciones, Svoboda (Libertad), organizó una marcha de 15.000 fascistas para celebrar el aniversario del nacimiento de Stepan Bandera, quien participó en la organización de dos batallones ucranianos en el ejército nazi.

La clase obrera, a falta de un partido internacionalista y revolucionario, no pudo tomar la cabeza del movimiento por la democracia y ligarlo al socialismo. A falta de órganos del tipo Consejos, no pudo desafiar al Parlamento burgués ni abrir la perspectiva a un Gobierno Obrero y Campesino.

La influencia de las organizaciones nacionalistas burguesas e incluso fascistas está vinculada al descrédito del marxismo y el socialismo. Fue en nombre del «socialismo en un solo país» y del «marxismo-leninismo» que Stalin produjo la gran hambruna de 1932-1933 (Holodomor) causando la muerte del 20% de la población, y la deportación de los tártaros de Crimea en 1945 (Sürgünlik) causando la muerte del 40% de ellos. En la actualidad, el «Komunistychna» Partia Ukraïny (KPU, Partido «Comunista» de Ucrania, 13% de los votos) está subordinado a la burguesía rusa, es aliado del Partido de las Regiones y votó incluso por la ley liberticida del 16 de enero.

El 16 de enero, la Rada (el Parlamento) votó una ley que reprimía aún más las manifestaciones – hasta 15 años de prisión por participar en manifestaciones antigubernamentales -, lo que tuvo como efecto reforzar el movimiento. Los enfrentamientos se sucedieron entre los manifestantes y la Policía. El 28 de enero, el Primer Ministro dimitió, Yanukovich retiró la ley, propuso la amnistía de los presos bajo condición de evacuación de los edificios ocupados y ofreció puestos de Ministros a opositores, que se negaron por temor a las represalias. El 20 de febrero una parte de las fuerzas policiales se había retirado y era sustituida por grupos armados que dispersaban a los manifestantes. Ese día Yanukovich hizo balar a la muchedumbre. El balance sería más de cien muertos y miles de heridos.

La noche siguiente, tres dirigentes de partidos burgueses, Vitali Klischko, un antiguo boxeador dirigente del partido UDAR (Alianza Democrática Ucraniana para la Reforma, 14% en las elecciones legislativas del 2012, 39 bancas), vinculado a la burguesía alemana mediante el CDU; el economista burgués Arseniy Yatseniuk, del partido Batkivshchyna (Patria, 26 %, 105 asientos) de Yulia Timochenko, vinculado a las burguesías europeas mediante el PPE; y Oleh Tianhybok, dirigente del partido fascista Svoboda (Libertad, 10%, 37 asientos), tipo Amanecer Dorado de Grecia, propusieron, acompañados de Ministros de Asuntos Exteriores de varios de países europeos, un compromiso a Yanukovich, incluyendo, en particular, la restauración de la Constitución de 2004, menos presidencialista y la organización de elecciones presidenciales en diciembre, que François Hollande, en particular, quería ver aplicado en forma «completa y oportuna» (Le Monde, 21 febrero). Ellos fueron abucheados por 30.000 manifestantes presentes en la plaza de la Independencia.

Un Gobierno poblado de fascistas y patrocinado por los imperialismos occidentales

Los imperialismos occidentales se mezclaron abiertamente en los asuntos internos de Ucrania. Los Ministros de Asuntos Exteriores de Polonia y Suecia – los dos países de la iniciativa del acuerdo rechazado por Yanukovich – expresaron su solidaridad a los manifestantes; Alexandre Kwasniewski, miembro de la misión de vigilancia del Parlamento Europeo, les aconsejó abiertamente proseguir su movimiento; el Ministro alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, se unió a los manifestantes; la Secretaria de Estado norteamericana para los asuntos europeos y asiáticos, Victoria Nuland, afirmó el 4 de febrero que los Estados Unidos estaban «con el pueblo ucraniano, que ve su futuro en Europa»; el senador republicano John McCain y el senador demócrata Christopher Murphy, in situ, declararon el 15 de diciembre a los manifestantes: «¡Estados Unidos está con ustedes!».

El 21 de febrero, el mismo Parlamento que había apoyado la represión votó la vuelta a la Constitución nacionalista, capitalista y clerical del 2004; la oligarca y antigua Primer Ministro Yulia Timochenko (de Patria) fue liberada. El 22, Yanukovich huyó de Kiev y el Partido de las Regiones lo abandonó. Entonces, Putin retiró su oferta. Una elección presidencial anticipada está prevista para el 25 de mayo.

La Unión Europea y los Estados Unidos se reclaman demócratas. Sin embargo, en cuanto se trata de conservar o atraer un país a su órbita, no dudan en basarse en los golpes de estado de militares, islamistas y fascistas. El 27 de febrero, el Parlamento ucraniano aprobó el nombramiento de Yatseniuk (Partido Batkivshchyna) a la cabeza del Gobierno provisional compuesto de miembros del personal político de la burguesía próxima a la Unión Europea y también de fascistas en puestos clave. El Primer Ministro adjunto (Oleksander Sych), el Ministro de Defensa (Ihor Tenyukh), el Secretario del Consejo nacional de Seguridad y Defensa (Andriy Parubiy), el Ministro de Educación (Serhiy Kvit), el Ministro de Ecología (Andriy Mokhnyk), el Ministro de Política Agrícola (Ihor Shvaika) y el Fiscal General (Oleh Makhnitsky) son miembros de Svoboda o tienen estrechos vínculos con esta organización; el suplente del Secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa (Dmytro Yarosh) es un dirigente del grupúsculo fascista Sector Derecho; el Ministro de Juventud y Deportes (Dmytro Boulatov) y el Presidente de la Comisión Nacional Anticorrupción (Tetiana Tchornovol) son miembros de Autodefensa Ucraniana.

Al derogar, el 23 de febrero, la ley sobre las lenguas regionales, la Rada chauvinista retiró al ruso (como a varias otras lenguas regionales, como el rumano) el estatuto de lengua oficial en 13 de las 27 regiones. El Presidente provisional, Oleksander Tourtchinov, del partido Patria, informa cínicamente a los ucranianos de los golpes que piensa asestarles este Gobierno burgués:

Se les criticará… Se arrastrarán en el lodo. Pero deben cumplir su deber e immolarse porla salud de Ucrania. (Reuters, 26 de febrero)

La intromisión de Rusia en Crimea

La burguesía rusa nacida en 1991 admitió con reticencia que los estados de Europa central rompieron con el COMECON y el Pacto de Varsovia a partir de 1989 para integrar a la Unión europea y a la OTAN. En cambio, intenta después de 1994 de preservar su dominación sobre los naciones oprimidas en la Rusia capitalista, como Chechenia, y sobre los estados que fueron partes del imperio zarista, como Georgia, Moldavia o Ucrania.

La burguesía rusa no pretende más la libertad de los pueblos que la burguesía alemana o la burguesía norteamericana. Yeltsin y Putin aplastaron de manera sangrienta a Chechenia en 1994-1996 y en 1999-2000. El 2008, Putin confiscó una parte de Georgia. El imperialismo ruso ha respondido al cambio del poder ejecutivo de Ucrania sin que la población de Crimea haya decidido nada. En las anteriores elecciones, los partidos que predicaban la entrada en Rusia eran muy minoritarios. El Ejército ruso, que ya disponía de una base y de varios miles de soldados in situ, tomó control el 27 de febrero de la península que forma oficialmente parte de Ucrania desde 1954.

El 1 de marzo, el Senado ruso ratificó la intervención en Crimea con el apoyo del «Kommounistitcheskaïa» Partiïa Rossiskoï Federatsii (KPRF, Partido «Comunista» de la Federación Rusa). El 6 de marzo, la corporación rusa Gazprom anunció que cortaría el suministro de gas si Ucrania no pagaba sus deudas. El mismo día, el Parlamento demandó la entrada en Rusia. Un referéndum debe tener lugar el 16 de marzo. ¿Pero quién puede creer que Putin puede garantizar la democracia, él que no respeta las libertades de los propios rusos, sin hablar ya de la suerte de Chechenia? La primera condición del derecho a la autodeterminación, perfectamente legítima, de los habitantes de Crimea, es la salida de las tropas rusas, con o sin insignias.

Por un Gobierno Obrero y Campesino

Cien años después del estallido de la Primera Guerra Mundial, las burguesías más poderosas del mundo son igualmente irresponsables, como lo prueban las tensiones en el Mar de China y en Ucrania.

Los trabajadores de toda Ucrania deben unirse, cualquiera que sea la lengua que hablen, cualquiera que sea su etnia, y tender la mano a los trabajadores de Polonia, Rusia, Moldavia, Bielorrusia, Rumania, Eslovaquia, Hungría y toda la Europa.

Sin su partido, la clase obrera permanecerá descuartizada entre las camarillas de explotadores que venderán el país a la dominación extranjera. Es necesario construir en Ucrania un partido inspirado en el marxismo, que reconecte con la tradición internacionalista del bolchevismo.

  • ¡Ruptura de las organizaciones obreras de Ucrania, Rusia, Unión Europea, Estados Unidos, con sus burguesías!
  • ¡Tropas rusas, fuera de toda Ucrania, incluida Crimea!
  • ¡Regreso al pluralismo lingüístico! ¡Respeto a las minorías rusa, bielorusa, moldava, gitana, judía, tártara, húngara, rumana…!
  • ¡Autodefensa de los estudiantes y asalariados contra las bandas fascistas y las tropas de Putin!
  • ¡Autodeterminación de Crimea! ¡Boicot del referéndum de anexión!
  • ¡Anulación de todas las deudas de Ucrania!
  • ¡Control obrero! ¡Expropiación de los grupos capitalistas!
  • ¡Ni Yanukovich ni Yatseniuk, el poder a los trabajadores!
  • ¡Ni Unión Europea, ni Unión Eurasiatica, Estados Unidos Socialistas de Europa!

8 de marzo de 2014
Colectivo Marxista Internacionalista (Colombia) y Colectivo Revolución Permanente (Austria, Francia, Perú)