La IV Internacional desapareció hace décadas. Hace falta construir una nueva Internacional, el partido mundial para la revolución socialista.

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La IV Internacional fue destruida hace 60 años por su propia dirección

La primera oleada revisionista y liquidadora, que se negaba en 1939-40 a defender a la URSS y ponía en tela de juicio su naturaleza de Estado obrero, fue combatida políticamente por una fracción conducida por León Trotski y James Cannon. La sección norteamericana resultó debilitada por la escisión de la minoría anti-estalinista de James Burnham y Max Shachtman, pero la IV Internacional proclamada en 1938 en la perspectiva de la Guerra Mundial y de la ola revolucionaria que seguiría, sobrevivió, y a pesar del asesinato de Trotski y de numerosos cuadros por los nazis y los estalinistas, se mantuvo como organización revolucionaria e internacionalista durante la II Guerra Mundial. El II Congreso tuvo lugar en 1948 con 22 secciones.

Sin embargo, la segunda oleada revisionista y liquidadora, de corte filo-estalinista, llegaría en 1948-51 de la mano de su propia dirección, compuesta por jóvenes europeos capacitados y valientes, pero relativamente inexpertos, a los que la dirección del SWP americano había puesto al frente de la dirección de la Internacional después de la guerra. Michel Pablo, Ernest Mandel, Livio Maitan, confrontados a la estabilización del capitalismo mundial, a la transformación social de la Europa Central sin toma del poder por la clase obrera y al prestigio temporal del estalinismo, perdieron confianza en la capacidad revolucionaria de la clase obrera y en la capacidad de su propia organización internacional para resolver el problema de la crisis de dirección del proletariado mundial.

A partir de 1948, el Secretariado Internacional comenzó a capitular ante el estalinismo, por igual ante las castas privilegiadas que usurpaban el poder en los Estados obreros burocratizados (URSS, Europa Central, Yugoslavia, China) como ante los demás partidos surgidos de la estalinización de la III Internacional, llegando incluso a renegar de sus propios camaradas en China, negándose a defender a los encarcelados por los stalino-maoístas en 1952.

En julio de 1948, tras la ruptura de Stalin con Tito, el SI envía una elogiosa carta al CC del PC de Yugoeslavia, invitándolo a confluir en una “Internacional leninista”. En 1949, para Pablo y el SI, el PCY había dejado de ser estalinista, el estalinismo no existía en el movimiento obrero yugoeslavo y ese régimen desarrollaba una cierta línea revolucionaria. El SI consideró a Tito, más tarde a Mao y finalmente a todo el estalinismo, como «centrismo», renegando, en la estela de Isaac Deutscher, de la necesidad de la revolución proletaria en los Estados obreros degenerados, en favor de la utopía de la reforma de la burocracia.

En realidad, era la propia IV Internacional la que se convertía en centrista. En 1951, el III Congreso Mundial avaló la revisión pablista del programa. De hecho, el SI reemplazó la lucha mundial entre las clases por la lucha entre “dos campos” (el de EEUU y el de la URSS). Tergiversó la revolución socialista como un proceso objetivo que obligaría a las direcciones actuales de las masas, sin necesidad de crear nuevos partidos, a ponerse al servicio de esos intereses. Por consiguiente, el Secretariado Internacional se orientó hacia fuerzas sociales no proletarias que la IV Internacional en lo sucesivo se ocuparía de aconsejar y orientar; a saber, la burocracia estalinista, pero también la burocracia socialdemócrata, la pequeña burguesía y la burguesía nacionalistas que dirigirían (para desviarlas) a las clases explotadas y semiexplotadas. La “necesidad objetiva” presionaría a los partidos estalinistas hacia el camino revolucionario, por lo que resultaba innecesario construir partidos trotskistas. Como el estalinismo poseía un carácter de fase histórica inevitable y prolongada, los trotskistas debían únicamente presionar desde el interior de esas organizaciones. Se determinó así la línea liquidadora del entrismo profundo.

La dirección de la IV también convergió con el estalinismo rehabilitando la tesis del frente único antiimperialista, una fórmula errónea de la Internacional Comunista que siempre sirvió de coartada para la colaboración con la burguesía nacional. Fue bajo esta concepción que intervino la IV Internacional en la revolución boliviana de 1952, postulando primero en su III Congreso un co-gobierno entre su sección – el POR – y el MNR burgués, pretendiendo luego convertir al gobierno del MNR en un gobierno obrero-campesino. El POR le dio apoyo crítico al gobierno, agitó por introducir “ministros obreros” de la COB y también por el “control total del gabinete por la izquierda”, sin levantar la consigna de gobierno obrero y campesino. Con la destrucción de la IV el POR quedó en el centrismo (repitió sus errores oportunistas en 1971) y finalmente degeneró en una secta nacional.

Las posibilidades para la reconstrucción de la IV Internacional dependían del Comité Internacional

Desde 1950, la sección francesa (PCI) había resistido al pablismo (Marcel Bleibtreu, ¿Adónde va el camarada Pablo? 1951). En el Congreso de 1951, la sección suiza (MAS) y la sección francesa fueron las únicas que se opusieron al giro pro-estalinista. Todos los delegados (entre ellos Nahuel Moreno del GOR argentino) votaron por una orientación de adaptación al nacionalismo en América Latina. Tras el Congreso, el PCI quedó aislado. Finalmente fue expulsado de la internacional por Pablo y Mandel en 1952.

Unos meses después, la sección norteamericana, el SWP, confrontada a su vez con las exigencias del centro liquidador, entró en lucha contra Pablo a pesar de las vacilaciones de su secretario Farrell Dobbs y bajo el impulso de Cannon, lo mismo que la sección británica, el Club dirigido por Gerry Healy. Las secciones más antiguas, las más proletarias por su composición, resistían pues.

La dirección de SWP difundió en 1953 una Carta abierta a los trotskistas del mundo entero para ratificar su ruptura, que pretendía definitiva, con el revisionismo pablista, afirmar el carácter contrarrevolucionario del estalinismo y la necesidad de construir partidos obreros revolucionarios para conducir la revolución socialista en todos los países. Sobre esta base, las secciones norteamericana (SWP), británica (Club), francesa (PCI) y suiza (MAS) constituyeron en 1953 el Comité Internacional de la IV Internacional (CICI) al que se le sumaron la sección china, el PCR dirigido por Peng Shu-tse, y un grupo simpatizante de Argentina, el POR dirigido por Nahuel Moreno (el SI había preferido al GSI de Juan Posadas, reconocido como sección en el Congreso de 1951).

La lucha de clases mundial puso rápidamente de manifiesto la quiebra total del pablismo, de su impresionismo, de sus hipótesis y de su oportunismo. En 1952, a través de la capacidad del proletariado a la hora de dirigir la lucha antiimperialista en Bolivia, y negativamente por la subordinación catastrófica de la sección (el POR) al nacionalismo burgués. En 1953 en Alemania, con la capacidad del proletariado para comenzar la revolución política, y negativamente por la ilusión mantenida por la «IV Internacional» (SI) acerca de la capacidad de la burocracia para reformarse tras la muerte de Stalin. En Polonia y en Hungría en 1956, con una verdadera revolución proletaria aplastada por la burocracia de la URSS, mientras la dirección revisionista depositaba sus esperanzas en Gomulka y Nagy. La perspectiva de la revolución política había sido abandonada por un programa de democratización parcial de la dictadura burocrática.

El Comité Internacional fracasó en su tarea hace medio siglo

Frente a la crisis del estalinismo, las secciones reagrupadas en el CICI se reforzaron en detrimento de los partidos estalinistas en 1956, en particular en los Estados Unidos (SWP) y en Gran Bretaña (proyección sobre esta base de la SLL); la sección francesa (grupo La Vérité, posteriormente OCI) estableció vínculos con revolucionarios húngaros, entre ellos Varga, que iban a constituir la LRSH apoyándose en el CI.

Sin embargo, el Comité Internacional se mostró, de hecho, incapaz de desenmascarar al pablismo, de suplantar al SI, de reconstruir la IV Internacional. A pesar de sus grandes méritos, Cannon nunca fue capaz de alcanzar la categoría de un dirigente internacional. El SWP ignoró muy pronto al CICI que jamás alcanzó a librar, contra el SI, un combate fraccional resuelto en el seno de la internacional y de sus secciones. Además, el CICI se fue debilitando por su incapacidad para rechazar el «frente único antiimperialista» que Pablo había hecho adoptar en el III Congreso. En el seno del CI, sólo una minoría del SWP alrededor de James y de Dunayevskaya sacó las lecciones de Bolivia. Su propio funcionamiento federal facilitaba las desviaciones nacionales que, a veces, nada tuvieron que envidiar al propio pablismo.

Al parecer el MAS de Suiza dirigido por Buchbinder y Steiger no consideraba a la URSS como a un Estado obrero. En cualquier caso, desapareció en los años siguientes y lo que quedó se adhirió al SU en 1953.

En los años 1950, el Club de Gran Bretaña dirigido por Healy practicaba un entrismo muy oportunista, formando bloque con reformistas de izquierda, en el Partido laborista. Difundió durante varios años un órgano reformista (Tribuna).

El POR de Argentina dirigido por Moreno aplicó la línea del III Congreso pablista (FUA) y se consideró parte integrante del «frente único antiyanqui» que, para él, era el peronismo. En 1953 entró a formar parte de una escisión del PS pro-peronista, el PSRN. A partir de 1957, el grupo argentino del CI publicó un «órgano del peronismo obrero revolucionario» que se situaba generosamente «bajo la disciplina del general Perón» y se pronuncia por «la unidad de todos los antigorilas» (generales reaccionarios).

El PCI dirigido por Lambert (que había expulsado a Bleibtreu en 1955 pese a las críticas del CI) claudicó ante el nacionalismo burgués argelino (MNA) y se adaptó profundamente a la burocracia sindical de FO (una escisión de la CGT ayudada por la AFL-CIO) y de la FEN (la federación docente de la CGT que había rechazado la escisión entre FO y la CGT controlada por los estalinistas).

El SWP dirigido por Dobbs, Cannon y Hansen giró, a partir de 1957, hacia el ala derecha del estalinismo y otras corrientes pequeño burguesas norteamericanas (la línea del «reagrupamiento»). En 1961 el SWP llegó incluso a mandar un pésame a la viuda de Kennedy.

A partir de la revolución cubana de 1959, el SWP bajo la batuta de Hansen y el SLATO de América Latina dirigido por Moreno pretendieron que Castro era marxista, se hicieron partidarios de la estrategia guerrillera (el foquismo), se opusieron a cualquier forma de revolución proletaria (a pesar de la consolidación de una burocracia en estrecho lazo con la de URSS) y se negaron a defender al grupo trotskista cubano (POR – T) frente a la represión. Esta convergencia con el SI posibilitó la constitución del Secretariado Unificado (SUCI) en 1963, favorecida por el hecho de que Pablo (que iba a hacerse consejero del gobierno burgués argelino del FLN) y Posadas (que iba a fundar su propia Internacional) habían roto con el SI. La «IV Internacional reunificada» devino un apéndice del castrismo y de su OLAS en el subcontinente. Así, en 1965, la organización de Moreno se fusionó con el FRIP castrista de Santucho para formar el PRT.

La sección del SU en Sri Lanka, la LSSP de De Silva, Gunawardene y Perera, se sumó al gobierno burgués en 1964. La sección del SU en los Estados Unidos, el SWP de Hansen, se orientó hacia el movimiento nacionalista negro, el feminismo burgués y el pacifismo, practicando un bloque con un ala del Partido Demócrata en el movimiento antiguerra, que dirigía.

Apenas transcurridos seis años desde la supuesta «reunificación», aterrados ante la represión ejercitada por su propio Estado burgués hacia las corrientes que se tomaban en serio la lucha armada (BPP, FLQ, PRT-ERP), Hansen del SWP de los Estados Unidos, Dowson de la LSA-LSO de Canadá, Moreno del PRT-La Verdad de Argentina emprendieron en 1969 un brusco cambio de rumbo político. Abrieron a partir de 1972 un combate fraccional en el seno del SU contra su mayoría pro guerrillera (Mandel, Maitan, Frank, Ali, Bensaïd…). La creación del Secretariado Unificado significó la capitulación de un ala del Comité Internacional ante el pablismo.

Contra la degeneración del SWP americano y contra la traición del LSSP de Sri-Lanka, la dirección de la SLL se puso al frente, a principio de los años 1960, de la defensa del CI. Healy, Banda y Slaughter reafirmaron la validez del programa de la IV Internacional contra el castrismo y el frente popular. Sin embargo, la SLL negó la revolución social, que Cuba pasó a ser un Estado obrero (incluso si era degenerado) en 1960-61, lo cual ayudó a los revisionistas y debilitó al CICI. La OCI aprobó este análisis sectario. Sólo la SL de los Estados Unidos, una organización simpatizante del CI, adoptó, en aquél entonces, una posición correcta.

De entre lo que quedaba del CI, la SLL rompió bruscamente con la OCI en 1971 bajo el pretexto de una divergencia sobre el materialismo dialéctico, reduciendo al CI a una mera cobertura internacional de la organización británica. La SLL-WRP colaboró de forma encubierta, bajo mano, con dirigentes laboristas, organizaciones nacionalistas árabes como Al Fatah y, a partir de 1977, con dictaduras burguesas y antiobreras del Oriente-Próximo (en Irak, en Libia…) que, como contrapartida, la financiaban. El WRP estalló en el momento de la gran huelga de los mineros de 1984-85, derrotada por Thatcher con la complicidad de la dirección confederal de las TUC. El secretario general del WRP, Banda, descubrió que Stalin había tenido razón contra Trotski. La fracción principal de la época, el WRP de Slaughter, se pronunció en favor de las camarillas burguesas nacionalistas de Croacia y de Bosnia en las guerras reaccionarias que destrozaron a la antigua Yugoslavia. El último acto político de Healy fue el apoyo a Gorbachov, como lo hizo Mandel. Del final sin pena ni gloria del WRP quedaron dos Cuartas Internacionales healystas, lo que contribuyó, si le añadimos las de los pablistas, posadistas y lambertistas, a ridiculizar el legado de Trotski.

La OCI dirigida por Lambert casi no intervino como tal durante la situación revolucionaria de mayo-junio de 1968. Transformó la táctica de frente único obrero en un principio supremo, que elevó a la categoría de substituto a la construcción del partido y a la insurrección. Fiel al «frente único antiimperialista» heredado del III Congreso, la OCI estrechó lazos con el POR de Lora pese a que, en 1971 como en 1952, éste depositó su confianza en un ala de la burguesía nacional. Con su corriente internacional (CORCI), la OCI-PCI contribuyó en los años 1970 y 1980 a la construcción (o la reconstrucción) de la socialdemocracia en España, en Portugal, en Francia, en Polonia, en Brasil… En 1981, el PCI se negó a presentar a un candidato a la elección presidencial y llamó a votar por el candidato del PS en la primera vuelta (contra los del PCF, de la LCR y de LO). En 1984, para hacer un giro hacia el reformismo y liquidar al PCI (la «línea de la democracia»), Lambert eliminó del PCI al principal teórico del partido, Stéphane Just. Lambert y Gluckstein disolvieron al PCI en el MPPT en 1985 (que pasó a ser el PT en 1991 y el POI en 2008) reproclamando al mismo tiempo «la IV Internacional » en 1993. Después de haber dado su apoyo a los islamistas sangrientos del FIS en Argelia, Lambert terminó sus días como un vulgar socialchovinista, defensor de la Democracia, de la República y de la Nación.

La SLL-WRP y la OCI-PCI fueron, además, calumniadoras y violentas, reproduciendo los peores rasgos del estalinismo en nombre del «trotskismo ortodoxo».

Las corrientes aparecidas posteriormente a la destrucción de la IV Internacional no consiguieron superar las desviaciones y las revisiones que habían causado su pérdida

Las corrientes centristas de izquierda nacidas de las luchas internas en el seno de la desviación de corte estalinista y que intentaron retomar el «trotskismo» (como la ruptura de una parte de la YSL y de la ISL shachtmanistas de los Estados Unidos en 1957 o la escisión con la IS cliffista de Gran Bretaña en 1974) agotaron su potencial inicial para acabar hundiéndose respectivamente en el sectarismo (WL, SL) y en el centrismo (WP).

Contrariamente a Hal Draper y Sy Landy, un grupo de jóvenes cuadros americanos (Tim Wohlforth, Jim Robertson, Shane Mage) se negaron a adherirse al SP de los Estados Unidos como lo proponía Shachtman que acabaría su vida política dando su apoyo a la guerra librada por su imperialismo en Vietnam. Esta tendencia ingresó en 1955 en el SWP. Así, estos militantes se vincularon al Comité Internacional de la IV Internacional, sacando de ello la fuerza para oponerse a la dirección histórica del SWP cuando se alineó con el M26J castrista y renegó del núcleo trotskista cubano (POR-T). Wohlforth definió, en caliente, una posición correcta sobre Cuba que abandonó posteriormente bajo la presión de Healy.

En el marco del CI, la ACFI-WL de Wohlforth y posteriormente David North hicieron suyos los más graves errores de Healy durante un cuarto de siglo. Desde el estallido de la SLL y el CI de Healy, bajo la batuta de North la WL-SEP de los Estados Unidos y su corriente internacional WSWS (que pretende abusivamente ser la IV Internacional) han negado toda naturaleza obrera a los sindicatos y a los partidos reformistas, rechazaron cualquier expresión de frente único obrero, llegando a poner en tela de juicio los derechos de las minorías nacionales supuestamente sobrepasadas por la mundialización, etc.

La Spartacist League fue expulsada escandalosamente del CI en 1966 por Healy con la complicidad de Lambert. Se acercó por algún tiempo a VO de Francia (lo que pagó con una escisión: Spark), luego lanzó su propia corriente internacional, la IST-LCI (en detrimento sobre todo de las fuerzas del SU). La SL no puede pretender personificar la continuidad de la IV Internacional que ella redujo a su sección norteamericana.

Para cubrirse con una apariencia radical en «la extrema-izquierda», su medio principal de intervención desde los años 1970, los grupos «espartaquistas» se han negado sistemáticamente a votar por los partidos obreros tradicionales (una táctica a menudo preconizada por Lenin y Trotski, en particular cuando los comunistas no podían presentar a sus propios candidatos), oscureciendo la frontera entre abstencionismo electoral izquierdista y bolchevismo, así como entre frente popular y frente único obrero. La SL y la LCI abandonaron de hecho en los años 1980 el trabajo sindical y rechazaron en la práctica el frente únic0 obrero. En la misma vena sectaria, contra toda la experiencia del movimiento obrero (y a pesar de los consejos ─ a los que no hirieron caso de Trotski y Canon en 1939), la LCI acaba de descubrir que estaba prohibido presentar a candidatos comunistas en las elecciones a cargos ejecutivos.

Sobre todo, la SL y la LCI dejaron en manos de la burocracia estalinista el papel de defender a los Estados obreros (Polonia, RDA, Rusia, China…) y de materializar la revolución (Afganistán) De esta manera constituyeron un pablismo de segunda generación, con la diferencia de que Pablo y Mandel cedieron ante el estalinismo en su apogeo, mientras que Robertson y Norden capitularon ante el estalinismo en su agonía. Tal y como lo hizo la LC-LCR en Francia, la SL, llegó a manifestarse, a veces, con banderas de los estalinistas vietnamitas. Robertson intentó en 1989 reunirse personalmente con los burócratas de la RDA herederos de la contrarrevolución de 1953. La LCI llamó a que la burocracia del Kremlin aplastara la lucha de los obreros polacos en 1981. La SL rindió homenaje a Andropov, que había sido el carnicero de la revolución obrera de 1956 en Hungría. Presa de pánico ante la desaparición de su sustituto al proletariado, la SL se obstina a ver en la China capitalista un Estado obrero (igual que LO se empeñó, por lo menos hasta 2008, en analizar a Rusia como un Estado obrero).

Confinada en sus oscilaciones entre izquierdismo y filo-estalinismo, sin hablar de concesiones recurrentes de la SL a su imperialismo, la LCI sufrió una serie de escisiones, lo que contribuyó a empobrecer su vida interna (y a consolidar las tendencias paranoicas que comparte con las degeneraciones healystas y lambertistas): a finales de los años 1970 y a principio de los años 1980, la ET-BT-IBT; a finales de los años 1990, la LFI…

Una generación después de la SL, y al otro lado del Atlántico, nació el grupo Workers Power, también en ruptura con el centrismo de derecha. Combatiendo con razón las traiciones del cliffismo sobre Irlanda en 1972, un grupo de jóvenes cuadros de las IS de Gran Bretaña (Hughes, Stockton…) adoptó, unos años después de su expulsión en 1974, la concepción trotskista del Estado obrero degenerado. WP de Gran Bretaña se propuso construir una corriente internacional bajo los nombres sucesivos de MICR, LICR y L5I. Para justificar la creación de una nueva corriente internacional, WP pretendió, del mismo modo que la IS-SWP, su organización originaria, que la IV Internacional fundada por Trotski había naufragado sin la menor resistencia proletaria, ni lucha interna significativa (lo cual es falso y habría significado que su fundación fue errónea) y sostuvo que el CI era el equivalente político del SI (lo cual no resiste el análisis de los textos y de las acciones de los protagonistas).

El MICR-LICR anunció, que había que poner al día el programa del trotskismo tras 50 años de esterilidad. Sin embargo, el resultado (El Manifiesto trotskista, 1989) fue muy decepcionante. En este documento ecléctico, encontramos expuesto desordenadamente: «la llegada al poder de las ideologías», la explicación del descenso de la tasa de ganancia por la baja inversión, la creencia en una «estrategia antiestatal» de la burguesía de los centros imperialistas en los años 1980, la «conciencia reformista de las masas» (los sindicatos «reflejarían» este reformismo de las masas), «el ultra patriotismo»  que serviría para ganar «un sustento de masas» en la clase obrera, la persistencia en la época del imperialismo de «movimientos revolucionarios nacionales» bajo dirección de la burguesía, la justificación del «frente único antiimperialista» con esas burguesías, la existencia de «gobiernos obreros burgueses», etc.

En su práctica, el WP y su corriente internacional no lograron librarse del centrismo, imitando ampliamente la orientación oportunista del SWP de Gran Bretaña del que han sido, de hecho, su ala izquierda. Caracterizaron a los gobiernos de los partidos reformistas y, peor todavía, a los gobiernos de frente popular como «gobiernos obrero-burgueses» que podían actuar para la clase obrera (a las antípodas de la actitud del Partido bolchevique frente al «gobierno provisional» en 1917 y de la 4a Internacional frente a los frentes populares a partir de 1935). Sostuvieron políticamente al nacionalismo albanés en Kosovo (KLA) y se negaron a condenar la intervención imperialista de la OTAN (incluyendo a su propio imperialismo) en 1995 contra Serbia.

A partir de 1999, a semejanza del SU pablista y de la TSI cliffista, el WP presentó al «altermundismo» y a los «Foros Sociales», este bloque de organizaciones cristianas, de partidos ecologistas, de la burocracia cubana, de las burocracias sindicales, etc. como un «movimiento anticapitalista». En el 2002, el WP firmó con la LCR de Francia, el SWP de Gran Bretaña y el PRC de Italia un llamamiento a los gobiernos imperialistas de Europa para que impidan la guerra de Bush en Irak. Al igual que el SU y la TSI, también el WP y L5I se marcaron el objetivo de construir partidos no revolucionarios (llamados «anticapitalistas» basados en el modelo del NPA neoreformista de Francia) La sección austriaca manifiesta un oportunismo hacia el islamismo análogo al del SWP de Gran Bretaña.

Los zigzag oportunistas y la búsqueda compulsiva de atajos por medio del activismo en el movimiento altermundista desembocaron en 1995 en la escisión de las secciones de Nueva Zelanda y de América Latina (que condenaban la intervención imperialista en Serbia), en la desaparición en el 2002 de la sección francesa (que era la segunda en cuanto a efectivos) en beneficio de LO y de la LCR, posteriormente, y en el 2006 en una importante escisión (PR) en la sección británica que alcanzó, también otras secciones.

La bandera de la IV Internacional está desacreditada, desgarrada y mancillada desde hace decenios

Todas las organizaciones del SU y, más allá, todas las corrientes surgidas del pablismo (las de Posadas, Pablo, Mandel, Grant, Lora, Moreno, Barnes…) dieron apoyo a frentes populares, adoptaron el nacionalismo pequeñoburgués o burgués, el pacifismo pequeñoburgués o burgués, el feminismo pequeñoburgués o burgués, etc.

En 1979, el SU pactó con el gobierno de coalición con la burguesía creado por el FSLN en Nicaragua (llegando a expulsar a sus minorías que se oponían al mismo, entre ellas a la FB dirigida por Moreno que reagrupaba a la mayor parte de los militantes de América Latina). El SU se alineó, evidentemente, con el coronel Chávez en Venezuela, incluso si se hizo adelantar en su papel de consejero del Bonaparte por la TMI de Grant y Woods. En El Líbano, el SU capituló ante el Hezbollah islamista.

Esta «IV Internacional» sostuvo muchas veces a la ONU, sus secciones principales se saltaron la frontera de clase en más de una ocasión: LCR llamó a votar por el principal candidato presidencial de la burguesía en Francia en el 2002, DS participó directamente en un gobierno burgués en Brasil en el 2003, SC participó en el voto de confianza a un gobierno burgués en Italia en 2006…

Con el reflujo de la ola revolucionaria mundial de los años 1960-1970, algunos dirigentes pablistas se permitieron atacar abiertamente la revolución permanente, como el dirigente del SWP de los Estados Unidos Barnes (Su Trotski y el nuestro, 1982) y el dirigente del MAS de Argentina Moreno (Crítica de las Tesis de la revolución permanente de Trotski, 1984). Algunas secciones hasta rechazaron cualquier referencia al trotskismo: a primeros de los años 1980, el SWP de los Estados Unidos, el SWP-DSP de Australia; a finales de los años 2000, la ISG-Socialist Resitance en Gran Bretaña, la LCR-NPA de Francia…

La tabla de salvación de la IV Internacional no podía provenir de las corrientes que, aunque reivindicaban el «trotskismo», surgieron de una ruptura con la IV Internacional, como la de 1938 de parte de la UC de Francia, sin divergencia política afirmada, dirigida por Barta y, menos todavía, la ruptura revisionista de la SRG de Gran Bretaña, en 1949, dirigida por Tony Cliff…

VO-LO de Francia, dirigida por Robert Barcia, se adaptó profundamente al PCF (el peor enemigo de la revolución en el seno del movimiento obrero francés), defendió la existencia de Israel, vinculándose cada vez más a las burocracias sindicales herederas del estalinismo, llegando incluso a reclamar el fortalecimiento de la policía, hasta participar el en 2009 en coaliciones electorales con partidos burgueses… Barcia depuró periódicamente a aquellos cuadros de LO que tomaban seriamente la perspectiva de construir un partido revolucionario, contra el PCF.

Nacido de la negativa a defender a China en ocasión de la guerra de Corea, el RSG-IS-SWP de Gran Bretaña dirigido por Cliff y Callinicos sostuvo la intervención del ejército británico en Irlanda, se integró en las burocracias sindicales, practicó el pacifismo durante la guerra contra Irak, capituló ante el islamismo, puso en pie una coalición de tipo frente popular (Respeto)… Los grupos afiliados a la TSI, como los de la TMI y del SU de origen pablista, realizaron en más de una ocasión, incursiones en partidos que no habían surgido de la clase obrera.

Sólo el desmoronamiento de la IV Internacional y el fracaso de su reconstrucción pudieron conferir a este tipo de centrismo un éxito nacional y un eco internacional. La marcha de los acontecimientos revelará despiadadamente las contradicciones entre su referencia verbal a la revolución y su práctica casi reformista, sobre todo, si los bolcheviques-leninistas se reagrupan a escala internacional y los desenmascaran, así como a todos los demás reagrupamientos centristas, ganando a sus mejores elementos.

Sobre el papel, hay 5 organizaciones que se denominan «IV Internacional» y más de una decena de corrientes que integran esta denominación en su cabecera. En realidad, más de 60 años después de su estallido, la destrucción de la IV Internacional es total e irreversible. No hay ningún centro mundial bolchevique-leninista desde hace 60 años y tampoco hay, desde hace tiempo, ninguna sección de la IV Internacional que haya alcanzado a permanecer de acorde con su programa. En estas condiciones, reclamarse de la IV Internacional es, en el mejor de los casos idealista, sentimental, ilusorio e irresponsable; a menudo, esto patentiza el vínculo persistente con el centrismo y el oportunismo practicado desde más de medio siglo en nombre del trotskismo y la IV Internacional.

Por consiguiente, la internacional obrera revolucionaria del porvenir no puede ser la 4a Internacional, como tampoco la II Internacional o la III. Para construirla, hay que declarar una guerra sin cuartel a la socialdemocracia y al laborismo, a los despojos del estalinismo kruchoviano-castrista, maoísta o xoxhista, al anarquismo y al nacionalismo clerical o laico (cuya autoridad se ha originado a causa de la quiebra de la IV Internacional). Los partidarios de la nueva internacional comunista no constituyen una corriente, una tendencia, una fracción de un supuesto «movimiento trotskista». Su objetivo no consiste en reorganizar, enderezar, reconstruir, volver a forjar, a crear de nuevo, a regenerar… una organización muerta desde hace medio siglo en tanto que organización revolucionaria, sino en construir la nueva internacional obrera revolucionaria, el partido comunista internacional.

Colectivo Revolución Permanente